De nada les sirve huir por los túneles que han construido bajo tierra en Mosul, o vestirse de mujer; ni siquiera disfrazarse con ropas de civiles, como el caso que nos ocupa: al final son capturados por los soldados iraquíes o sus aliados y ejecutados. Mal lo tienen los yihadistas que militan en las filas del ISIS en estos momentos, con la parte este de la ciudad ya controlada por el Ejército iraquí, Peshmergas y milicias chiíes.
El uso de escudos humanos -unas 8.000 familias lo han sufrido en sus carnes- es ahora vengado por los soldados iraquíes, que se vengan de las formas más atroces.
El vídeo que acompaña estas líneas es buena muestra de ello. Un militante del autodenominado Estado Islámico es obligado a meterse en una tumba que han cavado especialmente para él. Resignado a su suerte, se acomoda en su interior para ser acribillado a balazos.
Y mientras tanto siguen en la zona las ejecuciones sumarias, las decapitaciones, las amputaciones o las lapidaciones… todo bajo el yugo de la sharia.