No se atreven a asomar la cabeza de sus escondrijos. El que lo hace acaba siendo ejecutado ipso facto, sin juicios ni milongas, y los más ‘sensatos’, quizá aturdidos por el Captagón que se meten entre pecho y espada, o quién sabe si medio atontados por el fragor de las bombas, deciden urdir absurdos métodos de escape que no siempre salen bien.
Son los pocos terroristas del ISIS que se han quedado rezagados entre las ruinas de Mosul, mientras sus compinches de correrías se han dado a la fuga o han caído abatidos por las fuerzas iraquíes que liberaron este ciudad iraquí el 10 de julio de 2017, tras nueve meses de cruenta lucha.
Durante las últimas horas, comenzó una auténtica cacería contra ellos, y algunos fueron capturados vestidos de mujer para pasar desapercibidos.
Los soldados iraquíes decidieron fotografiarlos y compartir las imágenes, y entre toda esa fauna destaca sin lugar a dudas el grotesco yihadista que se pintarrejeó como una mona olvidándose de un revelador detalle: afeitarse la barba y el bigote.
Otro de los memos de turno se puso una camiseta escotada, que dejaba al descubierto un sostén pobremente rellenado y una frondosa capa de vello en el pecho.
Algunos fueron un poco más discretos, y optaron por ponerse una nicab, el vestido que usan las musulmanas ortodoxas que sólo deja a la vista los ojos. Sin embargo, también fueron descubiertos.
