ARGENTINA

Quién es Alberto Fernández, el camaleón que desde las sombras se hizo con el capital político de los Kirchner

Alberto Fernández ya se ve como presidente tras obtener el 47% de los votos frente al 32% obtenido por el presidente Mauricio Macri en las primarias argentinas.

Quién es Alberto Fernández, el camaleón que desde las sombras se hizo con el capital político de los Kirchner
El candidato presidencial argentino Alberto Fernández YT

Los resultados de las elecciones primarias del pasado domingo en Argentina han generado un torbellino social y económico en Argentina.

Alberto Fernández fue el único candidato que se presentaba por el Frente de Todos, garantizando aglutinar lo votos del kirchnerismo al tener como candidadata a vicepresidenta a Cristina Fernández de Kirchner. Esto le ayudo a dar un duro golpe en los resultados de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), al obtener el 47% de los votos frente al 32% obtenido por el presidente Mauricio Macri.

Por esta razón, como reseña Carmen de Carlos para el ABC, Alberto Fernández ya ha comenzado a pronunciarse como presidente electo, aunque sus resultados no fueron obtenidos en unas elecciones presidenciales, ni siquiera una primera vuelta, pero que marcan claramente la intención de voto de los argentinos de cara a las presidenciales del próximo mes de octubre.

Los mercados no reaccionaron de buena forma a tales resultados, el dólar subió y el «riesgo país» rompió techos históricos (1.709 puntos, el máximo en diez años), lo que representa una lectura de rechazo al kirchnerismo, aunque Alberto, a micrófono abierto, se la adjudique a Mauricio Macri.

Alberto Fernández.

Pero Alberto Fernández reaccionó rápidamente, ya como presidente, alejándose del tono de campaña, «No voy a declarar la cesación de pagos, ni siquiera caer en ‘default'», desdiciendo lo que afirmaba en días previos, que como presidente pagaría a su antojo las tasas de las Leliq (Letras de Liquidez).

Una historia de estratega

El peronista que dio la espalda y regreso sin tapujos al kirchnerismo, ahora dice que guarda «enorme distancia» con los que representa y de modo implícito con la mujer que le puso en la papeleta, es un ejemplo de cómo decir una cosa y otra distinta sin perder a sus leales. O, en rigor, sin que el kirchnerismo le abandone. Si su pareja de baile electoral no fuera «ella», lo habrían arrojado sin remilgos a la cuneta. Lo harían los mismos que le llamaron «traidor» y ahora se abrazan a él como un solo hombre.

Astuto y calculador, este abogado de 60 años es hábil en la creación de «relatos», en adaptar su discurso para beneficio propio y en diseñar estrategias de campaña exitosas. Fue el cerebro de la que llevó a la Presidencia a Néstor Kirchner en 2003 y su mano derecha como jefe de Gabinete de Ministros en su Gobierno. En el siguiente de su viuda no logró echar raíces. En los ocho meses que estuvo de «ladero» fue decisivo para que «Cristina» no dimitiera, como le exigía su marido, después de perder «la guerra con el campo» por un intento de aumento de impuestos.

En el dique seco desde julio de 2008, terminaría transformado en un feroz crítico de su exjefa, algo que no hizo con los presidentes de las anteriores administraciones donde logró otros cargos (técnicos). Los más importantes, subdirector general de Asuntos Jurídicos en Economía con Raúl Alfonsín y superintendente de seguros de la Nación con Carlos Menem, hasta 1995.

En busca de un lugar en el mundo de la política, en 2010 fundó el Partido del Trabajo y la Equidad (PARTE), un espacio sin presente ni futuro. Tres años más tarde se sumó a las filas de su sucesor en el Gobierno de CFK, el peronista Sergio Massa (Frente Renovador), el hombre que asestó el mayor varapalo electoral en las legislativas a Cristina Fernández y que parecía perfilarse como el futuro presidente. Por entonces, Alberto declararía: «El kirchnerismo ha muerto, esto es una iglesia del cristinismo«.

Alberto «Presidente»

Con el GPS en permanente ajuste político para encontrar el camino de regreso al poder, Alberto Fernández volvió a tender puentes con el kirchnerismo/cristinismo el año pasado. Nunca más volvió a pronunciar frases como «Cristina tiene una enorme distorsión de la realidad» o «el peronismo fue patético con Cristina».

Ella fue la que anunció que sería su segunda en las elecciones, aunque muchos estén seguros de que será la primera. «Mi candidatura no es testimonial. Yo soy un dirigente político. Ni Cristina es Perón ni yo soy Cámpora», se defiende él en alusión a las elecciones en las que Héctor Cámpora se presentó de testaferro político del general Juan Domingo Perón.

Dicho esto, después de conocer los resultados de las primarias advirtió: «El que piense que no voy a escuchar a Cristina está loco». Hablaba, naturalmente, como «presidente electo».

 

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