El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación en funciones, Josep Borrell, demostró toda su maestría en el manejo del doble discurso y la ‘doble cara’ durante una reunión que sostuvo con el canciller cubano, Bruno Rodríguez.
Borrell, manifestó a su homólogo cubano, Bruno Rodríguez, el rechazo del gobierno del Pedro Sánchez a la activación del Título III de la Ley Helms-Burton, que permite que en Estados Unidos las personas puedan llevar a los tribunales a empresas que se benefician con las expropiaciones llevadas a cabo por la dictadura cubana.
El Título III de la Ley Helms-Burton fue aplicado por el gobierno de Donald Trump como parte de la presión de EEUU para que cese la influencia cubana sobre en la dictadura en Venezuela, pero Borrell no está de acuerdo con ello porque también afecta al lobby hotelero y otras empresas españolas que operan en La Habana.
Por supuesto, el ministro español no se pronunció respecto de la explotación de los trabajadores ni de otras violaciones de derechos humanos por parte del régimen cubano, que, por ejemplo, detuvo a más de 150 disidentes que intentaros manifestar durante la visita de Mogherini a Cuba hace apenas semanas.
Tras la cita, Borrell destacó que las relaciones entre ambos países «han mejorado en los últimos años». La normalización de las relaciones se escenificó en noviembre del pasado año, con la visita oficial del presidente en funciones de España, Pedro Sánchez a su amigo Miguel Díaz-Canel, el presidente que eligió Raúl Castro para Cuba.
Dictadura en Venezuela
En el encuentro que se llevó a cabo en Nueva York, como parte de las reuniones de alto nivel de Naciones Unidas, ambos ministros abordaron la situación de crisis en Venezuela y Nicaragua, y así, sin nunguna vergüenza, Borrell planteó una solución que casualmente encaja con la del país aliado de Daniel Ortega y del dictador Nicolás Maduro.
Borrell y Rodríguez expresaron su apoyo a las negociaciones entre el Gobierno y la oposición de Venezuela bajo la mediación de Noruega y han recalcado que «no hay otra salida a la crisis que la que resulte de una negociación política entre venezolanos», todo ello luego de reunirse con el ministro de Exteriores chavista, Jorge Arreaza, así como con el responsable de política exterior del presidente interino Juan Guaidó, Julio Borges, a quienes emplazó a retomar las negociaciones.
Miestras el presidente colombiano Ivan Duque, demostró en plena Asamblea de la ONU cómo opera la dictadura chavista como parte de la cadena del terrorismo internacional y las violaciones de derechos humanos, Borrell plantea con toda frialdad y lejanía que debe existir un «entendimiento entre venezolanos».
«La dictadura venezolana es un eslabón más de la cadena del terrorismo transnacional; sus estructuras corruptas son servidoras de los carteles de la droga, sus alfiles son secuaces de la mafia y alimentan la violencia en Colombia, refugian asesinos y violadores de niños y quieren ignorar por completo cualquier norma”, expresó el presidente de Colombia, Ivan Duque.