La crisis social que atraviesa Ecuador no se detiene, las protestas callejeras por la eliminación de los subsidios a los combustibles han llevado al presidente Lenín Moreno a decretar el estado de excepción y mover la sede del gobierno de Quito a Guayaquil.
El recorte en la producción petrolera (que bordea los 540.000 barriles diarios), el principal producto de exportación del país, podría tener un fuerte impacto en las finanzas, señalan economistas consultados por BBC Mundo.
El último capítulo del plan de ajuste, conocido entre los ecuatorianos como «el paquetazo», forma parte de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para obtener créditos por US$4.209 millones a cambio de reducir el déficit fiscal. La fórmula es recortar el gasto público y aumentar la recaudación.
Desde fines de la semana pasada, la gasolina extra subió de US$1,85 el galón (3,8 litros aproximadamente) a US$2,30, mientras que el diesel registró un aumento de US$1,08 a US$2,27, marcando un alza de más del 120%.
1. Aumento del gasto público
Durante la época del expresidente Rafael Correa, Ecuador tuvo una bonanza económica derivada del aumento en el precio de las materias primas, tal como ocurrió en otros países de América Latina.
Eso provocó un fuerte crecimiento económico y al mismo tiempo un alza del gasto público. Éste pasó de 25% del PIB a 44% entre 2007 y 2014.
«Ese crecimiento tan grande del gasto público provocó un aumento del déficit fiscal«, le dice a BBC Mundo el economista ecuatoriano José Hidalgo, director general de la Corporación de Estudios para el Desarrollo (Cordes).
Un déficit que llegó acerca del 7% del PIB en los años 2015 y 2016.
2. Persistencia del déficit fiscal y la deuda
Esta situación, explica Hidalgo, generó un crecimiento «insostenible» de la deuda pública.
Ecuador empezó a prevender el petróleo, a colocar bonos soberanos en el mercado internacional a tasas de interés sumamente altas (en torno al 10%) y a utilizar al Banco Central como prestamista del gobierno, pese a tratarse de una economía dolarizada.
Con ese telón de fondo, actualmente el déficit público de Ecuador es de 3,7% del PIB, dice el economista.
3. La influencia del FMI
Otros analistas piensan que el detonante de la crisis política y económica de Ecuador es el rol que está jugando el Fondo Monetario Internacional (FMI) en el gobierno de Moreno.
«El acuerdo con el FMI provocará una reducción en el crecimiento, mayor desempleo y mayor inestabilidad macroeconómica», le dice a BBC Mundo Mark Weisbrot, codirector del centro de estudios Center for Economic and Policy Research, con sede en Washington.
Ese acuerdo, firmado en marzo, «proyecta que Ecuador sufrirá una recesión este año», agrega.
Según Weisbrot, el plan del FMI le exige a Ecuador eliminar un conjunto de políticas que a lo largo de los últimos años «han tenido mucho éxito» en estimular el crecimiento económico y reducir la desigualdad, bajando la pobreza 38% y la extrema pobreza 47%.
«Este plan de ajuste no funciona, así como tampoco funcionó en Argentina».
«Desafortunadamente, la austeridad golpea con mayor fuerza a los trabajadores y a los más pobres. Probablemente hará que el nivel de vida sea más precario para muchos ecuatorianos».
El cambio valiente y la eliminación del subsidio a los combustibles
«Nadie se había atrevido a eliminar el subsidio a los combustibles. Y es un hecho que ese subsidio es regresivo, es decir, no está focalizado en los más vulnerables», sostiene José Hidalgo.
«Fue una decisión fiscal, de alguna manera valiente, pero políticamente muy costosa«.
Una postura que no comparten las organizaciones indígenas y los manifestantes, quienes aseguran que el alza en el precio de los combustibles «es una medida contra el pueblo», como se lee en las pancartas.
A pesar de lo que muchos esperaban, las medidas no incluyeron el aumento del impuesto al valor agregado (IVA), el cual se mantuvo en 12%.