El presidente electo de Uruguay, Luis Lacalle Pou, se reunió con el aún mandatario, Tabaré Vazquez y anunció una serie de cambios de su país en relación con lo que se venía haciendo ante la dictadura de Nicolás Maduro en Venezuela, y estos distan mucho de las iniciativas que Josep Borrell ha dirigido desde Europa.
En la conferencia de prensa de este lunes 3 de diciembre, Lacalle afirmó que “a priori” se retirará del Mecanismo de Montevideo y evaluará irse también del Grupo Internacional de Contacto (GIC), en un claro cambio que tendrá la postura de Uruguay respecto a la crisis de Venezuela.
“A priori el mecanismo de Montevideo no lo vamos a seguir integrando. Nosotros tenemos una concepción general que después obviamente deja de ser general y va a lo particular sobre la superabundancia de estrados internacionales”, detalló.
Bajo la gestión de Tabaré Vázquez, Uruguay impulsó el Mecanismo de Montevideo con México y el GIC con la Unión Europea (UE) y está dentro de ambos desde su creación, que tuvieron lugar en los mismos días en la capital uruguaya.
El líder del Partido Nacional (PN) explicó que el derecho internacional “es muy complejo y a veces endeble” ya que no tiene poder coercitivo.
“Cuando se atomiza esa diplomacia puede perder eficacia y eficiencia entonces la superpoblación de grupos a nosotros no nos convence y menos cuando tiene un carácter de afinidad ideológica. Nosotros integramos las Naciones Unidas, la OEA, el Mercosur y otros estrados y ahí se va a hacer escuchar nuestra voz”, afirmó.
Esta fórmula es la que ha promovido y apoyado el ahora alto representante para la Política Exterior y Seguridad Común, quien este lunes, en una entrevista para El País, afirmó que Europa debe ser firme y estar mucho más al frente en la crisis de Venezuela, pero a su modo:
«Las sanciones de Estados Unidos están golpeando a la gente de Venezuela. Es una crisis humanitaria y tenemos que abordarla con más firmeza. Hablando con todos, incluyendo a EE UU.»
El grupo de contacto para Venezuela se creo con la finalidad de favorecer la transición en el país, sin embargo, lo que logró fue dividir los esfuerzos y ejercer de contrapeso contra las iniciativas de EEUU. El plazo que se autoimpuso el grupo fue de 90 días, aunque ya han pasado 280.
El Grupo de Lima
Por otra parte, el presidente electo en Uruguay se refirió también al Grupo de Lima y aseguró que tiene coincidencias con los postulados de esta agrupación respecto a la crisis venezolana, pero que aún no hay una resolución sobre una posible integración:
“Nosotros ya integramos determinados estrados internacionales que es donde vamos a denunciar las violaciones de los derechos humanos, a la dictadura, donde vamos a hacer sentir nuestra voz. Ahora, la superpoblación de grupos muchas veces basadas en la coyuntura y no en el interés nacional no sé si es el camino que va a recorrer este gobierno”.