El caudillo bolivariano no ha hecho caso ni a sus médicos ni a su familia
El venezolano José Rafael Marquina es el primer médico que da la cara sobre el estado de salud del presidente Hugo Chávez, que en su opinión no es nada alentador.
Graduado en la Universidad de los Andes en Mérida con doctorados en EEUU y especializado en medicina pulmonar y en sueños, desde su consultorio en Naples, Florida, tiene acceso a los informes confidenciales que elabora el equipo de galenos que atiende al mandatario venezolano en La Habana.
Y su opinión, confesada al diario ‘ABC’, es tajante:
«El tumor de Chávez es maligno. Pero la biopsia determinará el tipo de cáncer; el panorama no es nada alentador».
Hugo Chávez no admite consejos sobre su enfermedad. O eso asegura al menos el periodista Nelson Bocaranda en su web runrun.es:
«Ha pasado casi un año desde que aparecieron sus dolencias físicas, ocho meses desde sus dos operaciones, y el caudillo rojo no ha hecho caso ni a sus médicos ni a su familia. Ni siquiera ha escuchado a su mentor e ídolo Fidel Castro».
Chávez continúa con su agenda política pese al deterioro de su salud, que le obliga a regresar este mismo viernes a Cuba para someterse a una nueva intervención quirúrgica. El mandatario admitió hace unos días que le habían encontrado otra «lesión» (tumor) que podría ser «maligna».
Según Bocaranda, Chávez desoye los consejos de sus más allegados, que insisten en que guarde reposo absoluto. No escucha «a sus amigos Lula da Silva, Fernando Lugo o Cristina Kirchner quienes han insistido en que se haga los tratamientos debidos y observe las recomendaciones de sus galenos», afirma el periodista.
Uso de esteroides
Además, cuenta que «Lula y la presidenta Dilma Rouseff le ofrecieron el hospital Sirio Libanés de Sao Paulo en su momento» y el líder venezolano lo rechazó. Al parecer, Chávez no quiere tratarse en otro país porque considera que sólo Cuba mantendrá los detalles de su enfermedad en secreto.
Bocaranda va más allá y denuncia que el presidente ha tratado de mantener su ritmo político con el «excesivo uso de esteroides que lo han puesto hinchado y cuya primera recomendación de eliminarlos vino precisamente de Brasil».