El líder más mediático y locuaz de la historia de Venezuela lleva más de un mes oculto en Cuba tras el hermetismo de su círculo más cercano
Es el ‘delfín‘, el sucesor nombrado por el mismo hombre que agoniza en Cuba rodeado de un sólido muro de silencio, y eso le obliga a repetir una y otra vez que Hugo Chávez se recuperará y que algún día volverá a Venezuela.
También a repartir palos a mansalva, contra la opoción venezonala y la prensa internacional, a la que acusa de praticar ‘terrorismo mediático‘ en connivencia con algunos periodistas nacionales.
El vicepresidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha reprobado este 19 de enero de 2013 lo que califica de «guerra sucia» de la oposición contra el Gobierno.
«Métanse con nosotros, métanse con el pueblo, no se metan con Chávez, no se metan con sus hijas. Dejen quieto a Chávez, dejen quieta a su familia».
Afirma Maduro que los no chavistas y la prensa extranjera pretenden «incendiar el país».
El vicepresidente ha lamentado que la oposición, a la que califica de «burguesía» y a la que acusa de gozar del apoyo de países «imperialistas«, esté llevando a cabo «todos los días» una «guerra sucia» contra el pueblo venezolano.
«Es lo que llaman la guerra psicológica para decir mil cosas contra el proceso revolucionario, contra nuestro comandante Chávez, no respetan».
«Nosotros le decimos a la burguesía apátrida que tiene el apoyo de sectores imperialistas en el mundo que respete al comandante Chávez y a su familia, a sus hijas».
En un discurso en Carabobo, Maduro ha amenazado a los opositores y a los periodistas con hacer caer sobre ellos «todo el peso de la ley», si no dejan en sus preguntas y en dar informaciones sobre la precaria salud de Chávez.
UN SILENCIO MORTAL
Y mientras tanto, como subraya Ewald Scharfenberg en un largo reportaje que publica ‘El País‘, el líder más mediático y locuaz de la historia de Venezuela lleva más de un mes oculto en Cuba, callado como un muerto y tras el hermetismo de su círculo más cercano.
De boca del presidente Chávez, y transmitido por todas las emisoras de radio y televisión, Venezuela se pudo enterar de que, un Día de los Enamorados, se proponía “darle lo suyo” a la entonces primera dama, Marisabel Rodríguez (febrero de 2000); que durante la ceremonia de apertura de un túnel ferroviario “andaba con un cólico” y “tenía diarrea” (agosto de 2008); o que su hija menor, Rosinés, debió operarse de unas cataratas congénitas (noviembre de 2009).
“Entonces”, se pregunta Marcelino Bisbal, director de posgrado en Comunicación de la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas, “¿qué puede estar pasando ahora con Chávez, que de tan público pasó a tan privado?”.
Un estudio conducido por Bisbal contó 2.345 cadenas nacionales (retransmisiones obligatorias en radio y televisión) emitidas por el Gobierno de Chávez entre 2000 y 2012.
Si se sumara el tiempo de todas las intervenciones del comandante en esas cadenas —y sin incluir los espacios de Aló, presidente, su maratoniano dominical—, se tendría un discurso equivalente a más de 90 días sin parar de hablar día y noche.
La verborrea y el anhelo de mostrar se cuentan entre sus pulsiones personales y, en cierto modo, en su arsenal ideológico.
Pero en algún momento de finales de 2012, sin duda posterior a su reelección del 7 de octubre, el personaje Chávez se transformó en el ciudadano Chávez. Y se quedó callado… quizá para siempre.