Hasta mostró un decreto firmado por Chávez que designaba a Elías Jaua como canciller, que curiosamente venía fechado en Caracas
A Hugo Chávez no se le ve desde que viajó a Cuba por una intervención quirúrgica hace más de 40 días.
Una fotografía empezó a circular esta semana en las redes sociales donde aparece el caudillo bolivariano rapado casi a cero, en chándal y caminando del brazo de una persona.
Pero ni el Gobierno venezolano ni ninguna autoridad chavista ha dicho cuándo se tomó esa imagen, que demostraría lo que el núcleo duro e informado repite ajustado a un libreto oficial: que la enfermedad remite y que el caudillo bolivariano está «en el mejor momento».
Entretanto, una fotografía falsa que supuestamente mostraba a Chávez entubado en una sala de operación ocupó la portada de la edición del jueves 24 de enero de 2013 en el periódico El País.
El diario frenó la distribución de esa edición, elaboró otra en la madrugada y pidió disculpas a sus lectores.
A su vez, los medios estatales venezolanos han difundido en estos días un vídeo titulado «Yo soy Chávez» con imágenes de archivo del líder carismático, sano y al calor de sus fieles.
Y el Ejecutivo sancionó la semana pasada al canal opositor Globovisión por explicar lo que dice la Constitución venezolana sobre la ausencia del jefe de Estado.
Chávez fue reelegido por cuarta vez en octubre pasado, pero no estuvo presente en la toma de posesión del 10 de enero.
Como subraya Juan Pablo Mosteiro en ‘La Gaceta’, todos estos episodios reflejan la opacidad informativa oficialista, aparte del control del flujo noticioso y de la intensa especulación sobre el verdadero estado de salud de Chávez, convertido en secreto de Estado a partir de la ausencia de detalles específicos por parte del Gobierno, que se las ingenia para dar una imagen de estabilidad en un momento crítico para el chavismo.
«Siempre con la verdad»
Desde la operación en La Habana para tratar el cáncer del caudillo no se han trasmitido grabaciones ni en vídeo ni en audio, ni fotos ni nada más que palabras oficiosas.
Como «difícil y compleja» definió la última intervención quirúrgica el vicepresidente y designado sucesor por Chávez, Nicolás Maduro, convertido en una suerte de médium entre el convaleciente mandatario y el resto de los mortales.
En una reciente entrevista, Maduro dijo que el líder está en «su mejor momento posoperatorio», y reveló que le había dicho que sentía «gran felicidad» por Venezuela y enorme orgullo por el Ejército.
Y hasta mostró un decreto firmado por Chávez que designaba a Elías Jaua como canciller, que curiosamente venía fechado en Caracas.