La Policía y la Guardia Nacional Bolivariana (PNB y GNB) han usado gases lacrimógenos para reprimir la marcha convocada por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) hacia el Consejo Nacional Electoral (CNE) con el objetivo de aumentar la presión para que se celebre un referéndum revocatorio contra el presidente venezolano, Nicolás Maduro. Leopoldo López le pidió a Zapatero en su visita que «el diálogo con Maduro no sea para perder el tiempo».
#EnVIVO Gob. @hcapriles continúa intentando dialogar con la PNB en la Av. Principal de Bello Monte https://t.co/c0imMrRWi6
— VIVOplay (@vivoplaynet) 7 de junio de 2016
La MUD había citado a sus simpatizantes a las 11.00 (hora local) en la estación de metro de Bello Monte para marchar desde allí hacia la sede central del CNE, algo que el Tribunal Supremo ha prohibido en una reciente sentencia por razones de seguridad.
Efectivos de la PNB y la GNB esperaban a los manifestantes a escasos metros del punto de partida formando un cordón de seguridad que les ha impedido avanzar hacia el CNE, lo que ha dado lugar a un fuerte enfrentamiento.
Los agentes han usado gases lacrimógenos contra los manifestantes, incluido el líder opositor Henrique Capriles. Algunas de las personas que participaban en la protesta han respondido lanzando piedras y otros objetos contundentes a los uniformados.
«Este Gobierno reprime con sus cuerpos de seguridad a una manifestación pacífica (…) Esto que estamos viendo hoy, este despliegue de funcionarios, es un ejemplo del diálogo del Gobierno»,
ha dicho Capriles.
«Hoy estamos aquí exigiendo que se respete la Constitución», ha recordado. «38 días llevan revisando (en el CNE) el uno por ciento de las firmas, en un trámite que debió durar cinco días, según el reglamento»,
ha reprochado.
El también gobernador de Miranda ha reiterado que la MUD seguirá marchando hacia el CNE hasta que dé una respuesta sobre el referéndum revocatorio. «La Unidad sigue unida», ha subrayado, según informa El Nacional.
La MUD está a la espera de que el CNE valide los casi dos millones de rúbricas -frente a las 200.000 necesarias- que entregó el mes pasado para activar este mecanismo constitucional. Superado este primer obstáculo, la MUD deberá recabar las firmas favorables y las huellas dactilares del 20% de los votantes registrados, es decir, unos cuatro millones de venezolanos, en el plazo máximo de tres días.
Las autoridades electorales tienen entonces 15 días para autenticar los apoyos o rechazarlos, como ya hicieron en 2004 con el refrendo revocatorio que se planteó entonces contra el fallecido presidente venezolano Hugo Chávez.
Si el CNE da su ‘placet’, debe convocar el refrendo revocatorio en los 90 días siguientes. Para que el mandato presidencial llegue a su fin deben votar a favor un número igual o superior de electores a los que apoyaron la elección, en el caso de Maduro 7,5 millones, con una participación mínima del 25%, unos 4,8 millones.
La MUD ha puesto en marcha una campaña de protestas para que los plazos se cumplan escrupulosamente porque, si la convocatoria de la consulta popular supera el 10 de enero de 2017, aunque los venezolanos ordenen la expulsión de Maduro, no habrá nuevas elecciones, sino que el vicepresidente, Aristóbulo Isturiz, gobernará hasta 2019.