Los Estados del Medio Oeste fueron decisivos para un triunfo histórico que supone una revolución en la política de la primera potencia mundial
El millonario Donald Trump ha ganado contra pronóstico las elecciones a Hillary Clinton, los medios de comunicación tradicionales, la opinión pública mundial y los mercados financieros y será el próximo presidente de los Estados Unidos.
«Seré el presidente de todos los estadounidenses», ha dicho en una primera comparecencia pública, a las 9 de la mañana de este miércoles 9 de noviembre de 2016, hora española.
Después de un largo y ajustado escrutinio, Trump se ha hecho ya con 276 votos de los 270 necesarios para ocupar la Casa Blanca.
Los 10 votos de Wisconsin le han dado la victoria definitiva. El magnate alcanza la Casa Blanca tras reventar el mapa electoral y superar a los demócratas en casi todos sus grandes bastiones. La alta participación hispana se queda pequeña frente a la movilización de los trabajadores blancos a favor del candidato republicano.
El triunfo ha metamorfoseado al hasta ahora vitriólico, xenófobo, faltón y agresivo Trump. El nuevo presidente de Estados Unidos agradece en su primera aparición a su familia lo conseguido y cambia su tono.
Es decoroso con Hillary y se ofrece a unir al pueblo norteamericano.
«Los hombres y mujeres olvidados de este país no lo serán más»
Such a beautiful and important evening! The forgotten man and woman will never be forgotten again. We will all come together as never before
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 9 de noviembre de 2016
Asegura que será el presidente de todos los estadounidenses.
«Es hora de que nos unamos como un solo pueblo unido».
Mi enhorabuena a Donald Trump por su victoria. Seguiremos trabajando para reforzar la relación que nos une a EEUU, socio indispensable. MR
— Mariano Rajoy Brey (@marianorajoy) 9 de noviembre de 2016
Trump, que ha prometido construir un muro en la frontera con México que no hará y prohibir la entrada de musulmanes a EEUU lo que tampoco será así, ha demostrado que un hombre prácticamente solo, contra todo y contra todos, y sin depender de donantes multimillonarios, es capaz de llegar a la sala de mandos del poder mundial.
A partir del 20 de enero, allí tendrá al alcance de la mano la maleta con los códigos nucleares y controlará las fuerzas armadas más letales de planeta, además de disponer de un púlpito único para dirigirse su país y marcar la agenda mundial.
A Hillary Clinton, que cuenta con 218 votos y estupefacta ha tardado horrores en reconocer su victoria parapetándose tras su jefe de campaña, no le ha servido ni el apoyo de los Obama ni la demostración de fuerza con varios actos de campaña en las últimas semanas en Pensilvania, donde se jugaban 20 votos que ha ganado su contrincante.
Los Estados del Medio Oeste han sido decisivos para un triunfo histórico que supone una revolución en la política de la primera potencia mundial(Los mercados se desploman mientras Donald Trump sube hacia la gloria).
El Partido Republicano mantuvo este martes el control de ambas Cámaras del Congreso, impulsado por los buenos resultados de Donald Trump.
Con la victoria del republicano confirmada, los conservadores se hacen con el dominio de dos de los tres poderes de Estados Unidos.
Hace nueve años que los republicanos no controlan la Casa Blanca y el Congreso. La victoria de Donald Trump ha impulsado al partido cuando las encuestas auguraban que podía suceder lo contrario.
Watching the returns at 9:45pm. #ElectionNight #MAGA?? pic.twitter.com/HfuJeRZbod
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 9 de noviembre de 2016
Entre 2003 y 2007, con George W. Bush de presidente, fue la última vez que los republicanos controlaron el poder ejecutivo y el legislativo en Washington.
Es una incógnita qué relación mantendrán Trump y Ryan. Y cuál será el apetito del Congreso ante algunas de sus promesas electorales más polémicas, en caso de que se materializasen en propuestas, como la construcción de un muro fronterizo con México o la imposición de aranceles comerciales a China y México.
Este equipo tiene mucho de qué estar orgulloso. Pase lo que pase esta noche, gracias por todo. pic.twitter.com/mtjYE6aejO
— Hillary en español (@Hillary_esp) 9 de noviembre de 2016
LA SOPRESA ES ENORME
Lo que parecía imposible se ha convertido en realidad. Donald John Trump, el polémico millonario que irrumpió el verano de 2015 para dar colorido a la carrera electoral, había venido para quedarse, aunque sólo lo supiera él.
El candidato divertido y fanfarrón pero seguro de sí mismo, llegado para desafiar al sistema, al establishment y a los medios de comunicación, finalmente ha acabado con todos.
Como en una prueba de obstáculos, el aspirante increíble, motivo de chanzas y de un rechazo aparentemente mayoritario por sus continuas imprecaciones y desprecio a las mujeres, después de derrotar a 16 oponentes republicanos, ha terminado desarbolando a Hillary Clinton, a la lógica, a las encuestas y a la multitud de pronosticadores que le cerraban el paso con proclamada determinación.
Con un discurso simple pero efectivo, Donald Trump alcanza la Casa Blanca gracias a un «movimiento», en denominación propia del millonario, que ha crecido con consistencia desde que el veterano exvicepresidente Dick Cheney pregonara que el magnate había tocado «una fibra sensible en Estados Unidos».
En sus primeras palabras tras su triunfo, Trumpha prometido que será un presidente «para todos», con un discurso en el que ha abogado por «reconstruir» el país y «renovar» el sueño americano.
Trump ha subido al escenario acompañado de miembros de su familia, entre ellos la futura primera dama, Melania Trump.
El magnate ha tomado la palabra poco después de que su rival, la demócrata Hillary Clinton, admitiese la derrota en una llamada telefónica, al término de una jornada «histórica».
«La felicito a ella y a su familia por su dura campaña», ha reconocido Trump, quien también ha querido agradecer a su rival el «servicio» brindado al país durante los últimos años. Ahora, según Trump, «es tiempo de unirse».
«Seré el presidente de todos los estadounidenses», ha prometido el magnate desde su cuartel central de Nueva York. «Nada de lo que queramos para el futuro está fuera de nuestro alcance», ha proclamado.
El futuro presidente se ha marcado como «tarea urgente» reconstruir la nación y renovar el sueño americano.
Ha recordado su experiencia empresarial y ha subrayad:
«todos y cada uno de los estadounidenses tendrán la oportunidad de alcanzar su potencial».
Trump también ha tenido palabras para la comunidad internacional y ha asegurado que, aunque pondrá «primero» los intereses de Estados Unidos, su Gobierno también trabajará de forma «justa» para todo el mundo.
LOS BLANCOS CABREADOS Y LOS NEGROS AUSENTES
La incógnita sobre la existencia de un voto oculto y de quién pudiera ser su beneficiado finalmente se resolvió en favor del millonario. En medio de un porcentaje de indecisos de última hora superior al habitual, por encima del 12%, una parte de los electores se decantó por Trump pero no se atrevió a confesarlo en las encuestas.
La alta movilización hispana no fue suficiente, ni siquiera en Florida, donde el voto anticipado auguraba una notable resistencia a quien había insultado a los inmigrantes latinos y había empuñado como bandera la deportación masiva y la construcción de un muro en la frontera con México.
Tampoco acompañó a Clinton una masiva participación del votante afroamericano. A falta del análisis en profundidad que llegará los próximos días, la victoria de Trump en Carolina del Norte y los aldabonazos en Ohio y en los estados del sur sugieren que Hillary Clinton no ha logrado entusiasmar a los afroamericanos, ni de lejos, en la misma medida que lo había hecho el presidente saliente, Barack Obama, en sus dos victorias electorales, en 2008 y 2012.
El asalto del victorioso millonario a otros estados tradicionalmente demócratas, desde el llamado «blue wall» (muro azul), con Pensilvania como gran empalizada, hasta los estados de los lagos, Michigan y Wisconsin, confirmó que el mensaje de apoyo a los trabajadores como supuestas víctimas de los grandes acuerdos comerciales, el proteccionismo de nuevo cuño anunciado por su nuevo líder carismático, ha terminado de conquistar al votante demócrata. La debacle azul no tiene precedentes desde la era Reagan.
Después de unas horas en las que los indicadores financieros bailaron al ritmo de alzas y bajas que registraba el recuento de delegados de ambos candidatos, las crecientes probabilidades de victoria del candidato republicano desataron una tormenta financiera que previsiblemente se prolongará hoy.
El peso mexicano se hundió hasta su mínimo histórico en su relación con el dólar, mientras los mercados de futuros estadounidenses, tanto el llamado S&P (su principal termómetro) como el Nasdaq se desplomaron hasta el límite máximo en una jornada.
Después de una campaña más propia de un reality show, la imagen que cuesta creerse, la de la familia Trump, con Donald y Melania a la cabeza, y con Ivanka y Eric, cruzarán el umbral de la Casa Blanca después de que el flamante vencedor de la elección más controvertida de la historia reciente tome posesión en el corazón institucional del Washington DC que tanto ha vituperado.