Las principales potencias buscan una respuesta coordinada ante el riesgo de que los servicios públicos se colapsen y la xenofobia crezca
Un drama de proporciones bíblicas, frente al que ni EEUU ni la opulenta Europa parecen capaces de artícular una respuesta coherente (El dictador Nicolás Maduro califica de «esclavos y mendigos» a los venezolanos de la diáspora).
La crisis social, económica y política, en que los incompetentes esbirros chavistas y el dictador Nicolás Maduro han sumido a la antaño rica Venezuela, ha dejado de ser un problema exclusivo del atormentado país caribeño y ha devenido en un quebradero de cabeza para toda América Latina (Diosdado Cabello: «El 90% de los que están en la díaspora venezolana son colombianos o hijos de colombianos»).
Los principales paises del continente han presionado en vano en los últimos años para lograr una salida a la atroz tiranía impuesta por Maduro y su mafia de ladrones.
El problema va ahora más allá. La masiva y dramática migración de venezolanos, una riada que supera ya los 2,3 millones desde 2014, pone en jaque a los Gobiernos de América Latina, que ven cómo la llegada masiva de ciudadanos a sus países puede desbordar los sistemas locales y comienza a generar brotes xenófobos.
Las potencias regionales tratan de lograr una respuesta coordinada a la crisis. la diáspora, dan por hecho, se acentuará tras las últimas y desquicidas medidas económicas de Maduro (Venezuela: El dictador quita tres ceros al bolívar para intentar frenar la descomunal inflación).
Como explican Ana Marcos y Javier Lafuente este 25 de agosto de 2018 en ‘El País’, Colombia es el termómetro en el que se miden todos los Gobiernos.
Desde que comenzó la crisis en el país vecino ha recibido ya a casi un millón de venezolanos. La mayoría ha entrado vía terrestre por los pasos oficiales, pero unos 45.000 han usado los caminos irregulares que se esconden en los más de 2.000 kilómetros de frontera conjunta.
Para dar respuesta a esta crisis humanitaria, el Gobierno del expresidente Juan Manuel Santos ideó una tarjeta migratoria que permitía el paso a los ciudadanos. Este primer registro sirvió para crear un censo migratorio, aún en desarrollo.
A través de este sistema los migrantes tienen acceso al sistema sanitario, educativo y al mercado laboral de manera regular.
Los venezolanos que siguen la ruta hacia el sur de la región -a países como Ecuador, Perú y Chile- recorren los más de mil kilómetros que separan la frontera con Venezuela de la ecuatoriana en autobús (Ecuador abandona la Alianza Bolivariana y carga contra el dictador Maduro por forzar al éxodo a los venezolanos).
Ante la magnitud de los desplazamientos las autoridades colombianas son conscientes de que no pueden exigir el pasaporte como requisito de entrada al país, como han decidido Ecuador y Perú para controlar la oleada migratoria.