Según reseña el ABC, Pedro Sánchez, en una entrevista a un diario chileno, no tuvo el valor de calificar de «dictadura» al régimen de Nicolás Maduro, señalando que «no es una democracia» porque hay «presos políticos».
Destacó que el hecho de que «haya presos políticos es el ejemplo máximo de que no se están respetando los derechos más fundamentales, como son los derechos del ejercicio político».
Preguntado directamente por el calificativo de «dictadura» Sánchez esquiva la pregunta y responde literalmente que «yo diría que no es una democracia, es evidente». En cualquier caso, insistió en que el conflicto lo tienen que resolver «entre venezolanos» y a través del «diálogo».
Eso sí, fuentes de La Moncloa explican que su idea es que la Unión Europea se implique en una solución dialogada que vaya más allá de las sanciones.(El dictador Nicolás Maduro crea en el Ministerio de Comercio Interior un ‘organismo’ para perseguir empresarios)
En relación con Venezuela, Sánchez quiere interesarse especialmente por esos 1,2 millones de venezolanos que han abandonado su país desde 2014 camino de Colombia. Dado que la comunidad internacional se está empezando a pensar cómo canalizar una ayuda, el presidente del Gobierno español quiere mostrar su disposición a participar.
Sánchez, en todo caso, parece que tiene como misión reforzar el trabajo hecho por el deslegitimado Zapatero, quien ejerció un rol de «falso mediador» contribuyendo con la continuidad en el poder de Nicolás Maduro y su régimen dictatorial que suprime los derechos fundamentales en Venezuela.
Si el presidente español sigue por ese sendero, obtendrá los mismos resultados: ser repudiado por la mayoría de los venezolanos y catalogado como «cómplice de la dictadura».(Albert Rivera: «Sánchez es como Zapatero, equidistante entre el tirano Maduro y los demócratas de Venezuela»)