Afirma el periodista David Alandete en ‘ABC’ este 21 de octubre de 2018, que Gobierno de EEUU trabaja en un plan de transición en Venezuela ante la certeza de que la crisis humanitaria que vive la dictadura chavista puede provocar la caída del régimen, con un número de refugiados que superará al de la guerra en Siria (¿El tirano Maduro le revisa el teléfono al socialista Zapatero o tienen grupo de WhatsApp?).
Varios altos funcionarios, diplomáticos y senadores consultados por el correspondal de ‘ABC’ han aconsejado al presidente Donald Trump que prepare una propuesta de intervención multilateral en el país, ante la posibilidad de que la situación devenga pronto en un golpe militar, una revuelta popular o la propuesta de una coalición armada (Ciudadanos: «España no hace nada por los venezolanos porque lo pide Iglesias o por encubrir a Zapatero»).
Trump cuenta con apoyo de ambos partidos en el Capitolio, que trabajan en su propio plan de transición (La terrible y reveladora acusación contra Zapatero de un antiguo capo del petróleo venezolano).
Once senadores republicanos y demócratas han elaborado una ley dedicada a preparar a EEUU para un cambio de régimen inminente, con 55 millones en fondos de ayuda y créditos para la reconstrucción de Venezuela.
Sus objetivos declarados son «restaurar la ley y la democracia, liberar a los presos políticos, permitir la entrega de ayuda humanitaria y crear las condiciones necesarias para que se celebren unas elecciones libres y democráticas».
Una de las medidas principales que ya ha tomado la Administración de Trump es aumentar la presión sobre Cuba. Según un alto funcionario de EE.UU., la Casa Blanca cree que lo único que mantiene a Maduro en el poder es «que la inteligencia cubana le ayuda a tener bajo control a los elementos del Estado que están insatisfechos con él y que podrían tomar la iniciativa para deponerle».
Agobiado ante la ola de inmigrantes que escapan de la tiranía de Maduro y el desastre que el dirigente bolivariano está provocando, el Gobierno de Ecuador escenifica estos días su alejamiento del régimen de Caracas, sustanciado en primera medida en la expulsión de la embajadora de Venezuela como respuesta a los últimos insultos que un ministro chavista ha lanzado al presidente Lenin Moreno.
Maduro pierde otro aliado tradicional, de tal manera que sus apoyos en la región se centran, fundamentalmente, en Cuba y Bolivia una vez que los distintos mandatarios de corte populista, o aquellos que miraban con simpatía la revolución bolivariana, han ido perdiendo elecciones en sus países.
El chavismo se ha convertido en un letal veneno para Iberoamérica toda vez que el éxodo que ha provocado en Venezuela lo reciben los países vecinos. Hablamos de un movimiento multitudinario de personas que huyen de un país convertido en una especie de Siria americana.
La situación en Colombia, Brasil y Ecuador es muy difícil pues la acogida de los refugiados no es nada fácil teniendo en cuenta las gigantescas dimensiones de esta migración, a la fuerza, de gentes que apenas les queda la esperanza de encontrar un futuro fuera de su tierra.
Han fracasado uno tras otro los intentos de que Maduro se avenga a negociar con la oposición el regreso de las libertades a un país, antigua tierra de promisión por sus recursos, devastado por la desastrosa gobernación del chavismo.
En este apartado, el papel desempeñado por Rodríguez Zapatero está siendo lamentable. Tan grave es la situación que hay países que ya trabajan en un escenario post-Maduro, aunque aún parezca confusa esta alternativa teniendo en cuenta que el autócrata no ceja en su actividad represiva. El chavismo ya no solo es un problema para los venezolanos, es un problema global.