La mafia de delincuentes chavistas, atragantados de dinero robado a través de la petrolera venezolana PDVSA, cada día queda más expuesta por el trabajo de la justicia estadounidense.
El pasado sábado 15 de diciembre de 2018, el banquero alemán Matthias Krull (45), volvió a confesar su responsabilidad y mencionó nombres que formaron parte de la red de lavado, y en esa nómina involucró a familiares del dictador Nicolás Maduro y su esposa Cilia Flores.(El FBI desarticula una red de ex funcionarios chavistas que lavó en EEUU 1.200 millones de PDVSA)
El banquero alemán fue condenado, el pasado 29 de octubre, a 10 años de prisión por su participación en una trama que lavó más de 1.200 millones de dólares de Petróleos de Venezuela (PDVSA).
Krull, quien se encuentra en libertad bajo una fianza de cinco millones de dólares, no deberá presentarse en prisión hasta el 29 de abril, según lo dispuesto por la jueza de la causa, Cecilia Altonaga.
Oscar Rodríguez, abogado del acusado, aseguró que el banquero está cooperando con la Justicia. El diario La Patilla reveló el documento de la confesión de Krull al tribunal federal de Miami.(El FBI atrapa a José Manuel González, empresario venezolano clave en la red de sobornos de PDVSA)
En su descargo, el banquero que trabajó para el fondo de inversión suizo Julius Baer señaló que entre los funcionarios venezolanos que formaron parte de la red de lavado estuvo Erik Malpica Flores, sobrino de la primera dama Cilia Flores, «quien autorizó la malversación a cambio de sobornos».
Krull presentó a las autoridades detalles de los documentos que se realizaron para ocultar la malversación. Algunos de los contratos con empresas como Eaton Global y Rantor Capital C.A. fueron ejecutados por Malpica Flores, en su condición de «vicepresidente de PDVSA».
«Erik Malpica Flores, y otros, facilitaron este esquema a cambio de recibir sobornos del producto. Este soborno violó no sólo la ley venezolana, sino también la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero porque uno o más miembros de la conspiración cometieron actos de corrupción dentro del territorio de los Estados Unidos», indica el documento presentado ante el tribunal.(Una «propina» de 100.000 euros en París destapó la corrupción masiva en PDVSA)
El acusado, quien confesó su participación en esta red, explicó que su papel consistió en ser el «banquero y facilitador de lavado de dinero para Raúl Gorrín y otros».
En su confesión al tribunal de Miami, Krull recordó que Gorrín le reconoció que «Los Chamos» le habían a ayudado a resolver algunos problemas con el propio Maduro, «al intervenir con su madre», la esposa del dictador chavista.
Otro de los nombres señalados por Krull es el de Raúl Gorrín, quien, según el relato del banquero, «enrumbó aproximadamente 159 millones de euros a tres sujetos conocidos como ‘Los Chamos’, hijastros de Nicolás Maduro Moros e hijos de Cilia Flores».(Este es Raúl Gorrín, el magnate que lavaba millones de dólares junto a un exguardaespaldas de Hugo Chávez)
«Los Chamos» fueron identificados como: Walter Jacob Gavidia Flores (40 años), Yosser Daniel Gavidia Flores (30 años), y Yoswal Alexander Gavidia Flores (28 años).
Quién es Krull, el banquero súperestrella
El alemán era reconocido por sus contactos de alto nivel en Caracas, lo que le permitía captar fondos de importantes clientes vinculados al régimen de Maduro.
Krull, residente en Panamá y quien fue arrestado en julio pasado en Miami, supo ser un ejecutivo con experiencias laborales en Credit Suisse y UBS, y al momento de su detención se desempeñaba en el banco suizo Julius Baer, donde manejaba una cartera de 600 millones de dólares.
En la agencia de Julius Baer en Panamá, Krull se convirtió en una «superestrella» por la gran cantidad de clientes que captó para el banco gracias a sus contactos en la élite venezolana.(Denuncian un desfalco de 100 millones en Pdvsa Gas Colombia)
Esos resultados lo llevaron a ser contratado el 22 de junio por Gonet&Cie, un «banco boutique» suizo con más de 160 años de antigüedad, para iniciar a operar en Bahamas. Su tarea sería captar, gracias a su cualidad de «superestrella» clientes de Sudamérica, de la misma manera como lo hacía en Julius Baer.