La dictadura chavista está en una lucha contratiempo para lograr consolidar su poder. El bloqueo de Estados Unidos hace que los recursos sean limitado y que cada movimiento se tenga que realizar con precisión. No en vano, incluso aliados como Turquía han anunciado que sus bancos dejarán de trabajar con el Banco Central de Venezuela por miedo a posibles sanciones de la Administración de Donald Trump. De ahí, que la ‘revolución bolivariana’ esté implementando un plan para lograr dominar el sistema político antes de que acabe 2020.
El primer paso ha sido arremeter contra el último bastión de la oposición venezolana: La Asamblea Nacional. Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, anunció que se allanaría la inmunidad parlamentaria a cuatro diputados, sólo horas después lanzó una amenaza a la institución que es liderada por Juan Guaidó: «Yo no me iría de vacaciones en diciembre, porque quizá haya elecciones el uno o dos de enero, cualquier día es bueno». Haciendo referencia a unas elecciones parlamentarias que podrían llevar a la salida de Juan Guaidó como presidente de la Asamblea Nacional y, por ende, de su cargo como presidente interino de Venezuela.
La estrategia política está siendo acompañada por el factor militar por el miedo a que la presión interna desencadene una intervención de Estados Unidos. De ahí que Rusia y Venezuela firmaron un acuerdo para la gestión de visitas de buques de guerra de cada país a los puertos del otro, reportó la agencia de noticias rusa Interfax.
El pacto los firmaron en Moscú los ministros de Defensa de ambos países, Sergei Shoigu y Vladimir Padrino López, agregó Interfax. En este sentido, se percibe que Vladimir Putin sigue manteniendo su apoyo tanto económico como militar para garantizar la permanencia de la dictadura venezolana.
