Andrés Manuel López Obrador finalmente compareció en rueda de prensa para hablar acerca de la decisión de su gobierno de liberar a Ovidio Guzmán López, unos de los hijos de Joaquín «El Chapo» Guzmán.
“Tomaron decisiones que yo avalo, que yo respaldo, porque se tornó muy difícil la situación y estaban en riesgo muchos ciudadanos, muchas personas, muchos seres humanos y se decidió proteger la vida de las personas y yo estuve de acuerdo con eso, porque no se trata de masacres. No puede valer más la captura de un delincuente que la vida de las personas», dijo López Obrador desde Oaxaca tras la resolución del Gabinete de Seguridad, de dejar en libertad al Chapito tras las balaceras que desataron en la ciudad grupos de sicarios.
Cuestionado sobre la liberación de Guzmán López tras su detención, dijo respaldar la decisión del secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo y compañía.
Cerca de las 15:30 horas del jueves, el sonido de las balas interrumpió la paz en Culiacán, Sinaloa. Comandos equipados con armas de alto poder tomaron las calles con el objetivo de liberar a Guzmán López, hijo del ex líder del Cártel de Sinaloa.
Después de dos horas de intercambio de fuego con las fuerzas de seguridad, los sicarios lograron su cometido y ganaron la batalla. El gobierno mexicano decidió liberar al “Chapito” por verse en desventaja.
“Se trató de un operativo que realizó el Ejército, a partir de una orden de aprehensión de un presunto delincuente, pero como ya lo expliqué, hubo una reacción muy violenta y se ponía en riesgo la vida de mucha gente”, se justificó AMLO.
El presidente aseguró que se actuará con transparencia y se revelará la verdad sobre los hechos en la capital sinaloense.
“Esta decisión se tomó para proteger a los ciudadanos, no se puede apagar el fuego con el fuego, esa es la diferencia entre esta decisión y lo que han hecho otros gobiernos, nosotros no queremos muertos, no queremos la guerra, esto le cuesta trabajo a muchos entenderlo, eso convirtió al país en un cementerio”, agregó.
Desde Oaxaca, donde se encuentra de gira, el mandatario relató que los grupos de criminales tomaron casetas y diversas zonas de la ciudad, así que las autoridades desistieron.
“Nada por la fuerza, no es fácil, es un proceso, no es sencillo porque se dejó avanzar mucho el problema, tenemos que enfrentar dos mafias, la delincuencia de cuello blanco, también dañina que se arraigó y la estamos combatiendo y las bandas de la delincuencia llamada organizada”.
El tabasqueño insistió en que otorgó su aval a la liberación del hombre buscado por las autoridades de los Estados Unidos. “La decisión la tomó el Gabinete de Seguridad de manera colegiada, los secretarios de Marina, Seguridad Pública y la Defensa Nacional, yo respaldó eso porque considero que lo más importante es la protección de las personas, lo más importante es la paz”.
A menos de 24 horas de los sucesos, la prensa nacional e internacional interpretaron la decisión del gobierno mexicano como una victoria del crimen organizado que siente un peligroso precedente.
“Acerca de que si se mostró debilidad del estado, eso es más que nada una conjetura de los expertos, sobre todo de nuestros adversarios, los conservadores pues no van a estar contentos con nada y van siempre a cuestionarnos, nosotros no tenemos duda acerca de que fue la mejor decisión. Yo encabezo un gobierno civilista, no es una dictadura militar o un gobierno civil con afanes autoritarios. Cuesta trabajo que esto se entienda, pero poco a poco los hechos van a demostrar que esta es la mejor vía. Además ya se probó todo eso (militarización) fue un rotundo fracaso, esa política autoritaria de la razón de estado causó miles de muertos, más de un millón de víctimas, nosotros no vamos a seguir con eso, no queremos la guerra».
La decisión de López Obrador de liberar al hijo de Joaquín «El Chapo Guzmán», ciertamente detuvo los tiroteos, sin embargo esto representa una falsa paz, ya que el poder y la pugna de los grupos narcos seguirán intactas, y sin muestras de cambio, como muestra de ello hace apenas unos días en una emboscada a policías en Aguililla, Michoacán, fueron asesinados 13 policías y nueve resultaron heridos. Es el ataque más mortífero desde abril de 2015, cuando el CJNG agredió a un convoy policíaco en Jalisco. Las víctimas de esa emboscada fueron 15 agentes.