Donald Trump se ha convertido en una de las principales barreras para la expansión del socialismo radical en América Latina. Su rechazo a las políticas implementadas en países como Venezuela, Cuba o Nicaragua han quedado manifestadas en un mítico discurso del presidente de Estados Unidos, donde desmonta las principales mentiras de dicho modelo político y niega la opción de que se implemente en el país que está bajo sus riendas.
«El socialismo promete prosperidad, pero produce pobreza. El socialismo promete unidad, pero produce odio y discordia. El socialismo promete un futuro mejor, pero siempre vuelve a los capítulos más oscuros del pasado. Eso nunca falla, siempre sucede». El mensaje sigue estando muy vigente en América Latina, no sólo por la nueva oportunidad de Bolivia para recuperar la senda democrática de su país, sino también por el reciente regreso del peronismo a Argentina. Sin embargo, no hay que ir tan lejos, ya que también pone en jaque las grandes promesas que recientemente se han realizado a través del ‘gobierno progresista’ impulsado en España por el PSOE y Podemos, junto a los independentistas.