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La bebé nació de forma prematura el pasado lunes en un hospital público de la localidad de Tulancingo. Poco más tarde, los médicos comunicaron el fallecimiento del recién nacido a la madre, menor de edad embarazada 29 0 30 semanas.
Una vez en la funeraria, los padres comenzaron a oír ruidos en el interior del pequeño ataúd.
Al destapar la caja, se dieron cuenta que la niña estaba llorando, según explicó hoy en la radio estatal de Hidalgo el procurador (fiscal) general de Justicia de dicho estado, José Alberto Rodríguez.
La recién nacida fue trasladada esta vez a un hospital privado de Tulancingo, donde permanece «estable» y en un buen estado de salud. La doctora que decretó la «muerte» de la niña, así como su equipo médico, han sido apartados del servicio.
Se ha abierto una investigación para observar la responsabilidad del hospital y de los médicos implicados, quienes podrían ser acusados de un delito de responsabilidad profesional. Dicho delito no está tipificado como grave.