Los venezolanos vuelven a vérselas con las urnas este 14 de abril de 2013.
Este domingo será la segunda vez que eligen presidente en poco más de seis meses.
Y en esta ocasión, algo que no había pasado en 14 años, el recientemente fallecido Hugo Chávez no estará entre los candidatos.
Eso, oficialmente, porque su memoria y su legado político sí que evidentemente concurren en la persona de Nicolás Maduro, quien él mismo designó como heredero político. Su principal contendiente, aglutinando a las principales fuerzas opositoras, Henrique Capriles.
Pero la contienda, más allá de Maduro contra Capriles, es un auténtico rompecabezas de corrientes, tendencias y líderes.
BBC Mundo le explica alguna de sus piezas:
CHAVISTAS
La respuesta obvia debe ser algo así como «dícese del seguidor del fallecido presidente Hugo Chávez», con el que mantuvo una relación de especial devoción que ahora conserva respecto a su legado y memoria.
Las bases del chavismo están conformadas por un amplio abanico que van desde venezolanos de a pie a militares comprometidos con Chávez desde bien antes del fallido golpe de 1992, pasando por sindicalistas y militantes de la izquierda socialista de ideología marxista en el sentido más ortodoxo.
Si nos atenemos a arquetipos y prejuicios, el típico chavista debe ser un venezolano de clase popular, habitante de un barrio pobre o de la Venezuela rural y, en principio, beneficiario de las políticas sociales del gobierno.
Sin embargo, la realidad es mucho más compleja, y en todos los estratos sociales hay chavistas: pobres, sí, pero también los hay de clase media y ricos, la llamada «boliburguesía».
Para muestra, unos números: los estratos con ingresos bajos abarcan el 70% de la sociedad venezolana y en las últimas elecciones el voto chavista rondó el 55%. Es decir, no toda la clase popular es chavista. Pero además, hay sectores acomodados que apoyan la llamada «revolución bolivariana».
CHAVISTAS LIGHT
Como subgrupo dentro del chavismo hay que señalar a los llamados «chavistas light», simpatizantes con el discurso progresista, izquierdistas de toda la vida, que aunque son votantes de Chávez no están especialmente comprometidos con el proceso. Se suelen mostrar críticos con fallas y disfunciones como la burocracia, cierta corrupción, la ineficiencia y sobre todo la inseguridad, problemas en los que Maduro ha hecho énfasis durante la campaña.
Por también hay «chavistas light», los que se han sumado al proceso por intereses personales, amiguismo o clientelismo y que los propios militantes del núcleo duro acusan de «intrusos».
Estos «chavistas light», por su facilidad para caer en el abstencionismo, podrían tener un impacto importante en los resultados del domingo. Y, a priori, este 14 de abril podría verse más volatilidad en este sector del electorado que en otras oportunidades, debido a la ausencia del principal elemento de cohesión del chavismo, el propio Hugo Chávez.
«NI-NIS»
Uno de las ideas más difundidas por los medios de comunicación es la de la polarización de la sociedad venezolana.
Pero más allá de los enfrentamientos partidistas está un sector importante de la ciudadanía que revela indiferencia a la intensa discusión política venezolana. Un botón de muestra: los canales de televisión más vistos son los menos politizados.
Según diversos encuestadores consultados por BBC Mundo, al menos un tercio de la población venezolana encaja en la categoría de «ni chavistas ni opositores», conocidos en el país como «ni-nis», aunque pueden ser algunos más, hasta un 40% cuando no hay elecciones a la vista.
También para el «ni-ni» existe un arquetipo, el que algunas empresas de sondeos dibujan como mujer, joven y pobre, que aprueba las políticas sociales del gobierno pero que detesta los problemas como la inseguridad. Aunque por supuesto, también aquí la realidad es mucho más compleja que las encuestas.
Al estar abiertos a las ofertas de ambos candidatos también pueden desempeñar un papel sustancial en las elecciones del domingo.
OPOSITORES
Los opositores son por supuesto todos aquellos que se identifican con alguna de las fuerzas políticas que tratan de poner fin a la era del chavismo en el poder en Venezuela. Lo que en el vocabulario político del oficialismo venezolano se conoce por «escuálido».
Si el chavismo es heterogéneo, la oposición puede incluso serlo más. Haberlos, también los hay de todas las clases, aunque muchos asumen que son mayoría entre los más acomodados.
Ideológicamente, van desde quienes defienden posturas claramente neoliberales o muy conservadoras hasta aquellos que coquetean con lo que sin dudas se puede calificar como mínimo de centro-izquierda por su defensa del rol del Estado en el impulso de la economía y la promoción de políticas sociales.
El gobierno recuerda constantemente que entre los opositores están quienes propiciaron la intentona golpista de 2002 y denuncia de forma recurrente sus supuestos planes desestabilizadores y confabulaciones en Colombia o EE.UU.
En elecciones anteriores, los líderes opositores han reconocido las victorias de Chávez al tiempo que no dudan en denunciar lo que califican como el ventajismo oficialista y los abusos de poder en campaña.
CAPRILISTAS
La gran mayoría de las fuerzas opositoras concurren alrededor del candidato de la Mesa de Unidad Democrática, Henrique Capriles, gobernador de Miranda.
Sin embargo, cabe señalar un núcleo duro articulado alrededor de su partido, Primero Justicia, y localizado en el céntrico Estado Miranda, que abarca parte de Caracas.
Apoyando a Capriles aunque fuera de tal núcleo duro quedarían otros líderes opositores, como el exgobernador de Zulia Pablo Pérez o la diputada independiente María Corina Machado, por nombrar a algunos.
Posiblemente dentro de su grupo más cercano se puede ubicar su jefe de campaña, Henry Falcón, gobernador del Estado Lara y antiguo chavista, del que siempre se habla como eventual número dos de un hipotético gobierno de Capriles.
LOS OTROS
Los candidatos a las presidenciales son en realidad siete. Respecto al 7 de octubre, repiten Reina Sequera (70.000 votos en 2012), sindicalista que vuelve a ofrecer un millón de dólares para cada venezolano si gana, y María Bolívar (7.000 votos en 2012), dueña de una panadería.
Pero en la lista también están el pastor cristiano Eusebio Méndez, que aspira al «gobierno de los justos», el admirador de Chávez Fredy Tabarquino y Julio Mora, que concurre con un programa de tres párrafos.
LOS MILITARES
Pocos dudan de que la relación entre poder civil y militar fue transformada por los años de gobierno de Chávez, quien siempre dijo considerarse un soldado y llegó a ostentar el rango de teniente coronel hasta el golpe de 1992.
En su gabinete de ministros y entre los gobernadores regionales del oficialismo abundaron sus antiguos compañeros de armas.
La Constitución venezolana no niega el derecho al voto a los militares, pero sí les prohíbe militancia partidista, aunque varios altos mandos de las Fuerzas Armadas han dado muestras de fervor chavista.
En el cortejo fúnebre que acompañó al féretro de Chávez hacia la Academia Militar donde se instaló su capilla ardiente, el ministro de Defensa, almirante Diego Molero, dijo que le darían «en la madre a los fascistas» en relación a la oposición.
El rector del Consejo Nacional Electoral (CNE) Vicente Díaz se quejó de ese tipo de declaraciones por parte de quien va a estar encargado de velar por la seguridad el día de las elecciones. «El árbitro electoral debió haber mandado a callar de inmediato a ese almirante», dijo Díaz, habitual disidente de las decisiones de las otras cuatro rectoras del CNE.
MADURO
Nicolás Maduro, durante años canciller, en los últimos meses vicepresidente y ahora presidente encargado es el candidato del oficialismo, aunque ha llegado a renegar de esa etiqueta alegando que es despectiva.
Su candidatura cuenta con el endoso del propio Chávez, que el pasado 8 de diciembre lo anunció como su sucesor político y pidió a los suyos que votaran por él de darse el escenario electoral ante el que estamos.
Maduro se presenta como «hijo y apóstol de Chávez», garante de la continuidad de la revolución bolivariana y sus políticas sociales, así como quien va a resolver problemas como la inseguridad o la especulación y acaparamiento que provocan, según su versión, las disfunciones en la economía.
A decir de la oposición, se trata de un mentiroso y un usurpador al ostentar un cargo, el de presidente encargado, que no le corresponde según su lectura de la Constitución. Además lo acusan de servir fundamentalmente a los intereses de Cuba y los hermanos Castro.
CAPRILES
Henrique Capriles, gobernador de Miranda, aglutina las principales fuerzas antichavistas reunidas en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
Esta vez su candidatura fue solicitada directamente por la directiva de la MUD después de que el año pasado ganara unas elecciones primarias ante otros destacados líderes opositores.
Capriles se presenta como adalid de la regeneración democrática tras años de chavismo y la única solución a problemas como la criminalidad o quien va a dinamizar el panorama económico y atraer la inversión ante la falta de productividad más allá del petróleo.
Según el gobierno, Capriles es heredero de la «oligarquía burguesa y parasitaria» o más recientemente, tras un viaje para visitar a su familia, el «príncipe de Nueva York» que pretende dejar al país en manos del «imperio estadounidense» y acabar con todas las políticas sociales heredadas de la era Chávez.
HUGO CHÁVEZ
El presidente de Venezuela durante 14 años, sucumbió en su batalla contra el cáncer el 5 de marzo de 2013. Para unos, un populista que poco repartió de los ingentes ingresos petroleros de los que gozó Venezuela a principios del siglo XXI y dejó al país hipotecado con una situación económica insostenible.
Para otros el gran hacedor de los avances sociales del país, de la reducción de la pobreza, la erradicación del analfabetismo y el avance en desarrollo humano constatable en cifras de Naciones Unidas.
Gran orador, locuaz y culto, muchas veces divertido, sus críticos lo consideran el el gran polarizador de la sociedad venezolana. Amado y odiado, a pocos dejó indiferente.