Las redadas de Donald Trump también han ayudado para que un grupo de mexicanos hagan dinero. Juan Sánchez dirigió durante más de 30 años una organización sin fines de lucro que él mismo fundó: Southwest Key, que en la actualidad controla la mayor red de centros para niños migrantes detenidos en Estados Unidos.
Más de 4.500 menores no acompañados permanecen en 26 refugios que tiene la organización en Arizona, California y Texas, incluyendo un supermercado Walmart que fue remodelado para ese fin bajo el nombre de Casa Padre.
Sánchez, un estadounidense de origen mexicano que creció en el seno de una familia pobre en Browsville, Texas, trabajó cuando era niño en el campo durante los veranos y vivió bajo duras condiciones.
En los años 70 se convirtió en un defensor de la justicia social y los derechos de la población latina. Apodado como «El Presidente», Sánchez dio un gigantesco salto desde el barrio en el que creció hasta la Universidad de Harvard, en la que se licenció como doctor en Educación.
«Crecí en un pueblo a lo largo de la frontera sur de Texas. Al principio me di cuenta de que los niños de color estaban sobrerepresentados en las cárceles y subrepresentados en colegios y universidades. Entonces supe que la educación era clave para crear un cambio», escribió Sánchez.
Se hizo conocido como un joven rebelde que abogaba contra la discriminación y a favor de los derechos de la población latina en EE.UU. Cuando regresó a Brownsville se puso a trabajar en un reformatorio juvenil creado por un sacerdote que funcionaba como una alternativa al encarcelamiento.
A partir de esa experiencia, Sánchez fundó la organización sin fines de lucro Southwest Key en 1987. En la medida que la organización creció, el enfoque de su trabajo cambió hacia la creación de una red de centros para menores migrantes no acompañados.
En las últimas tres décadas, «hemos ayudado a decenas de miles de niños a permanecer fuera de las cárceles y las instalaciones de detención«, ha dicho Sánchez en actos públicos. El flujo de niños indocumentados ha crecido tan vertiginosamente en los últimos años que la pequeña organización de beneficencia que fundó Sánchez terminó convirtiéndose en un imperio.
Presunta especulación comercial
Como director ejecutivo de Southwest Key, Sánchez registró ingresos por US$3,6 millones en 2017, según la última declaración de impuestos hecha por una empresa subsidiaria de la organización. Supuso un gigantesco aumento, considerando que en 2015 ganó US$786.222 y un año después, 1,48 millones de dólares.
Entrevistado por BBC Mundo, el abogado Marcus Owens, exfuncionario del Servicio Interno de Impuestos de EE.UU. (IRS, por sus siglas en inglés), dice que la información operacional y financiera de Southwest Key contenida en la declaración impositiva refleja «el pago de altas compensaciones a personal clave de la organización, incluyendo a Sánchez y su esposa».
Pero si se sumaran los beneficios recibidos en años anteriores, es probable que la suma alcance una gran magnitud. «Es difícil calcular el monto total recibido por Sánchez basándose en el Formulario 990», (que es el método de rendición de cuentas utilizado por las organizaciones benéficas o sin fines de lucro), explica Owens.
«Sin embargo, es probable que esté en un rango de múltiples millones de dólares», agrega. «Especulación parece ser una apropiada descripción del flujo de fondos hacia Sánchez y otros directivos». Fueron seis los líderes de la organización que ganaron más de US$1 millón en 2017, incluida la esposa del empresario, Jennifer Nelson, y la jefa de finanzas, Melody Chung.
«Funcionaba como un banco»
Según la investigación del The New York Times, la organización «les prestó millones de dólares a empresas inmobiliarias, actuando más como un banco que como una organización benéfica tradicional». Consultada por BBC Mundo, la organización estadounidense CharityWatch cuestionó las presuntas prácticas de la organización.
«No creemos que las organizaciones benéficas como Southwest Key Programs deban otorgar préstamos a empresas con fines de lucro», dice Daniel Borochoff, presidente de CharityWatch. «Las organizaciones de beneficencia, a diferencia de los bancos, no están en una posición de tener una cartera de préstamos grande y diversificada que pueda servir como protección contra préstamos incobrables o una recesión económica».
Otra de las denuncias hechas por el periódico, es que Southwest Key ha alquilado varios edificios donde funcionan los refugios en lugar de comprarlos, lo que sería una práctica inusual «que ha demostrado ser lucrativa para los dueños de los refugios, incluyendo a Sánchez».
Es lo que se conoce como self-dealing o autocontratos, un esquema bajo el cual los ejecutivos de la organización habrían cobrado un alquiler pagado con fondos públicos, utilizando complejas fórmulas contractuales. El periódico concluye que la organización «ha acumulado decenas de millones de dólares de los contribuyentes con poca supervisión del gobierno y posiblemente ha incurrido en auto-ontratos con sus máximos directivos».
Consultado por BBC Mundo, el Departamento de Justicia de EE.UU. no se refirió al caso.
Hasta ahora se desconoce a qué se dedica Juan Sánchez. Tras su renuncia, el joven revolucionario convertido en uno de los mayores empresarios de refugios infantiles para migrantes ha desaparecido de la vida pública. Su última declaración fue hecha el día en que abandonó el cargo, cuando dijo que su negocio era objeto de críticas injustas.
Habrá que ver si la justicia investiga las denuncias hechas contra Sánchez y si «El Presidente» ha conducido sus negocios con el mismo espíritu que lo llevó a crear la organización de beneficencia hace más de tres décadas. Por lo pronto, el final de la historia aún no se ha escrito.