La violencia de género sigue afectando a la sociedad española. Flor María Ch.S., que apuñaló en el corazón a su pareja, Milko Remberto, mientras él grababa en el móvil sus últimos minutos de vida, ha sido considerada culpable de homicidio por el jurado que ha juzgado los hechos, ocurridos en 2017 en el domicilio que compartían ella y la víctima en Valencia.
“No sabes lo hija de puta que soy. Te voy a matar”, se escucha decir a la homicida en la grabación que su pareja y víctima registró con su teléfono móvil, y que el jurado pudo oír durante la vista que la Audiencia de Valencia ha celebrado esta semana.
A partir de esa y de otras evidencias el jurado ha considerado probado, por unanimidad, el relato de hechos realizado en su escrito de acusación por el fiscal, quien pide una pena de doce años y medio de prisión para la mujer.
El veredicto del jurado no emite ningún pronunciamiento sobre la pena, pues su función se limita a considerar o no probados unos hechos. Será el juez que ha dirigido la vista quien dictará la sentencia en la que se fijará la pena.
Y en la determinación de la condena pesará el hecho de que el jurado no ha considerado probado que la acusada tuviera afectada su capacidad de decisión por un consumo elevado de sustancias estupefacientes o de alcohol, ni que actuara llevada por una alteración insuperable de su estado de ánimo, dos posibles circunstancias atenuantes que no actuarán en su beneficio.
En la segunda de las sesiones del juicio varios médicos forenses declararon que la acusada no actuó alterada por patologías psicológicas, ni bajo los efectos de una embriaguez grave.
El magistrado dirigió dos preguntas en este sentido al jurado, para saber si debía aplicar alguna de las atenuantes reclamadas por la defensa, las ya citadas de alteración psicológica y afectación por consumo de alcohol.
El jurado, en línea con los indicios, ha considerado que solo puede tenerse en cuenta un consumo leve de alcohol por parte de la acusada, contra quien sí aplica las circunstancias agravantes del homicidio valoradas por el fiscal, como son la superioridad por parte de la agresora y el parentesco con la víctima.
Los hechos ocurrieron cuando la víctima y la homicida, ambos bolivianos, discutieron el 23 de octubre de 2017 en la calle Rubén Vela de Valencia en lo que uno de los forenses calificó de crisis de pareja: él la estaba abandonando y ella se resistía a aceptarlo.
“No te quiero, solo quiero que aceptes que no te quiero, solo quiero que me dejes que me vaya”, dice el hombre, que puso en marcha la grabadora de su móvil sin saber que registraría en ella sus últimos veinte minutos de vida, los que transcurrieron mientras discutía con la homicida.
El escrito del fiscal, considerado probado punto por punto por el jurado, señala cómo en un momento determinado de la discusión que mantenían ella tomó un cuchillo de grandes dimensiones (en la grabación se escucha su voz alejarse y después la reacción desconcertada de él) y atacó al hombre con ánimo de matarle, tal y como le había anunciado minutos antes. Milko, en ropa interior y desprevenido, no pudo defenderse.