No podrán acogerse al programa quienes tengan historial criminal y los beneficiarios deberán haber acabado la educación secundaria, estar estudiando o haber servido en el Ejército
Como subraya Idoya Noaín en ‘El Periódico de Catalunya’, laa búsqueda de votos es un potente impulsor de políticas.
Este 15 de junio de 2012, a menos de cinco meses para las elecciones de Estados Unidos, el presidente, Barack Obama, ha anunciado que su Administración detendrá las deportaciones de menores de 30 años que entraron sin papeles en el país cuando tenían menos de 16 años, ofreciendo además permisos de trabajo, un paso que se calcula podrá beneficiar por lo menos a 800.000 inmigrantes.
Se trata, sin lugar a dudas, de un gesto del demócrata hacia el electorado hispano, que se identifica como uno de los más determinantes en los comicios del 6 de noviembre, especialmente en algunos de los estados bisagra que acabarán decidiendo el ganador como Florida, Colorado o Nevada.
Y aunque los republicanos han atacado inmediatamente a Obama acusándole de dar el paso con fines electoralistas, lo cierto es que es el primer cambio significativo de la política de inmigración durante su mandato, en el que hasta ahora había desencantado a los grupos de activistas, no solo por su falta de acción sino por su récord en el número de deportaciones.
Obama se salta el Congreso, que con mayoría de los republicanos en la Cámara baja desde enero del 2011, ha entrado en un brutal estancamiento, y usa el poder de una orden ejecutiva para implementar el cambio.
Según este, se aplicará un «aplazamiento» de las deportaciones de dos años, una congelación que después podrá ir extendiéndose.
Optar a un permiso de trabajo
Podrán beneficiarse los menores de 30 años que entraron en el país cuando tenían menos de 16 y han pasado por lo menos cinco años en EEUU.
No podrán acogerse al programa quienes tengan historial criminal y los beneficiarios deberán haber acabado la educación secundaria, estar estudiando o haber servido en el Ejército.
Una vez que se apruebe el «aplazamiento» de su deportación, podrán optar a un permiso de trabajo, cuya concesión se estudiará caso por caso.
La nueva política no les ofrece la ciudadanía ni estatus permanente.
«No es inmunidad, no es amnistía, es un ejercicio de criterio», ha asegurado la Secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, que ha declarado también:
«Las leyes de inmigración deben aplicarse de manera firme y sensible, pero no fueron diseñadas para ser aplicadas ciegamente sin dar consideración a las circunstancias individuales de cada caso».
El propio Obama dejó intuir el jueves su postura, cuando en un discurso en Cleveland centrado en sus propuestas económicas dijo:
«Si realmente queremos hacer de este país un destino para el talento y la ingenuidad no deportaremos a jóvenes inmigrantes responsables y trabajadores que han crecido o han recibido títulaciones superiores aquí. Les dejaremos ganarse la oportunidad de convertirse en ciudadanos estadounidenses para que puedan impulsar nuestra economía y empezar nuevos negocios aquí en vez de en otro sitio».