El autodenominado Estado Islámico acaba de difundir la imágen de la bomba de fabricación casera -estaba colocada en la cabina principal- que sirvió para hacer estallar, este 31 de octubre de 2015, el avión ruso Metrojet que volaba con 224 pasajeros a bordo sobre la península del Sinaí.
Lo ha hecho a través del último número de su revista propagandística Daqib, donde aparece el explosivo camuflado en una lata de refresco.
COMPONENTES
El artefacto consta de tres elementos fundamentales: la carga explosiva, un estopín eléctrico y la batería con su interruptor.
El funcionamiento es simple: con el explosivo plástico ya en el interior del recipiente, el terrorista introduce el estopín hundiéndolo en la carga y dejando los cables expuestos. Esos cables deberán ser unidos al detonador.
En la imagen puede verse que en la parte superior de éste se desprenden otros dos cables, a los que se les unirá el estopín. En la parte inferior se observan dos elementos claves: las luces que indican la carga de batería que pueda tener este artefacto y la «llave tecla» necesaria para que todo el mecanismo funcione.
Esta última «llave tecla» o interruptor es la que comprueba un dato clave para los investigadores. La fotogafía dada a conocer por ISIS demuestra que para detonar el explosivo dentro del avión Metrojet se necesitó de una persona que lo accionara físicamente: se requirió de un terrorista que se inmolara para que el atentado pueda realizarse con «éxito».
La batería es fundamental para poder darle el choque eléctrico necesario al estopín para que detone la carga. Las luces indican también si el interruptor se encuentra en cortocircuito o no, lo que provocaría una activación del estopín antes de tiempo al unírsele los cables.