Inspirados en la sharia, y pasándose por el forro a Amnistía Internacional -que ha pedido recientemente a las autoridades que apliquen una moratoria- los verdugos de Arabia Saudí siguen haciendo de las suyas. (Los secretos de los verdugos en Arabia Saudí: temen al ridículo… y duermen a pata suelta tras trabajar a destajo).
Con unas estadísticas que arrojan el balance de una persona decapitada cada dos días, no es de extrañar la pericia que demuestran en cada ejecución a espada, como bien queda refejado en el vídeo que abre estas líneas.
UN CHULETA
La víctima, un presunto homicida a quien se le negó el acceso a un abogado y cuya ‘confesión’ fue obtenida mediante tortura, para no variar, no merece siquiera una ‘segunda mirada: el verdugo le corta la cabeza estilo chulesco y se marcha sin girar siquiera la cabeza rumbo a sus asuntos familiares. (Los ‘piadosos’ jeques de Arabia Saudí buscan ocho buenos decapitadores públicos).
Un tercio de las ejecuciones dictadas desde hace tres décadas se han basado en cargos que no forman parte de los crímenes más graves, punibles con pena capital por el derecho internacional.
Según el sistema saudí, inspirado como se ha mencionado en la legislación islámica, se castiga con la muerte el asesinato, la violación, el robo, la apostasía y el tráfico de drogas.