Fue un certero e increíble disparo que ha evitado que el ISIS quemara vivos en una localidad cercana a Raqqa, en Siria, a ocho hombres y cuatro mujeres. La bala de su fusil Barrett.50 calibre con mira telescópica, impactó desde una distancia de 1.500 metros contra el tanque del lanzallamas que iba a emplear contra ellos uno de los verdugos más buscados por Estados Unidos, en compañía de otros tres militantes de la organización terrorista. (El francotirador del SAS le vuela la cabeza a un comandante del ISIS que enseñaba a decapitar).
El francotirador británico del SAS, (Servicio Aéreo Especial), calificado ahora como todo un héroe por los medios británicos, consiguió así que estallara el artefacto, que envolvió en una gran bola de fuego al cuarteto, de los que no quedaron ni las pestañas.
El suceso tuvo lugar a principios de este mes de septiembre de 2016, y ha permitido rescatar a los rehenes por parte de las fuerzas especiales británica y estadounidense.
Un testigo cercano declaró que:
«El equipo militar que salvó a los rehenes de manos de Daesh había recibido el aviso de que la ejecución se haría allí. Esaban acusados de espionaje. Por eso tomó una posición privilegiada: se veía el pueblo desde arriba».
Se da la circunstancia de que la frustrada ejecución iba a ser filmada por los militantes del DAESH. El disparo se realizó en el momento en que «el verdugo pronunciba una especie de discurso incoherente».