Recientemente, y en lo que algunos pueden considerar una jugada política, la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos anunció, mediante un comunicado oficial, que Verónica Michelle Bachelet Jeria visitaría Venezuela.
De inmediato los avisos en los diferentes grupos de Whatsapp comenzaron a sonar y lo que se presentaba como una posible cadena interminable de esas que tanto recibimos cobraba fuerza, valor y vida a través de la confirmación del anuncio por parte de la cuenta oficial de las Naciones Unidas por Twitter.
Aquello de esperar por el cable de la agencia de noticias es en la mayoría de los casos una opción obsoleta y en extinción para confirmar una noticia.
La ONU, en algo que sí está al día y al corriente es en el uso de las redes sociales; para todo lo demás existen comités y expertos que estudian y analizan antes de emitir una opinión o un informe con sus respectivos exhortos y recomendaciones.
Nunca exigen; so pena de no hacer creer que se vulnera lo que se conoce como autonomía gubernamental. Así este detrás de esa “autonomía” este un exterminio como los que se llevan a cabo actualmente en Venezuela, Nicaragua y otros países donde sus ciudadanos están bajo el ataque permanente de la violencia gubernamental como política sistemática de represión.
Verónica Michelle Bachelet Jeria ha ocupado diferentes cargos con responsabilidades políticas en su nata Chile. Entre ellos el de Presidenta electa por los votos, en dos oportunidades, en esta nación del sur del continente americano; pero antes ejerció responsabilidades públicas como ministra de Salud bajo el gobierno democrático del Presidente Ricardo Lagos y asumió como ministra de Defensa chilena un cargo desempeñado por primera vez en el continente por una mujer.
A pocas semanas de finalizar su primer mandato enfrentó uno de los terremotos más letales en la historia de su país, se calcularon casi 600 muertes por este sismo de 8,8 que produjo un fuerte tsunami en las costas de su país.
Hija de un general de brigada de la Fuerza Aérea de Chile y simpatizante del gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende comenzó sus estudios universitarios en los cuales obtuvo su título en medicina y para la época se inscribía en el partido socialista.
En el golpe de Estado que llevó a cabo Augusto Pinochet en Septiembre de 1973 su padre es capturado y muere en prisión; mientras que ella y su madre son detenidas y torturadas en 1975 y trasladadas a un centro conocido como Villa Grimaldi.
Les toca salir al exilio y regresar algunos años después para sumarse a la lucha clandestina por el rescate de la democracia.
Verónica Michelle Bachelet Jeria sabe y conoce las penurias que sufre la ciudadanía por parte de gobiernos autoritarios; porque los vivió en primera persona, independientemente de la ideología política que se pueda profesar, nada justifica una tortura como la que sufrió su familia y su país.
Verónica Michelle Bachelet Jeria ha asumido sus responsabilidades ciudadanas no solo a lo interno en su natal Chile sino a nivel continental, ocupando la presidencia pro tempore de UNASUR y mundial cuando desempeñó como encargada de la agencia de las Naciones Unidas conocida como “ONU Mujeres” que se enfoca en la búsqueda de igualdad de género en el mundo.
Igualmente deempeña actualmente de manera honorífica el cargo de presidenta de la Alianza para la Salud de la Madre, el Recién Nacido y el Niño de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Recientemente fue electa para dirigir la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, en donde tiene la responsabilidad y el objetivo de promover y proteger los derechos humanos en el mundo.
Sí, en el mundo. Se lee muy bien y se entiende perfectamente claro.
Verónica Michelle Bachelet Jeria ha sabido asumir sus responsabilidades desde siempre, y en esta nueva etapa de su vida Venezuela gran parte del mundo estará atenta a ver si el efecto Bachelet es positivo o se queda simplemente en un defecto.
Verónica Michelle Bachelet Jeria puede pensar ideológicamente como quiera, pero no puede desconocer los informes que se han presentado ante su Oficina durante los últimos años, y donde se documentó de manera fiel y precisa los crímenes de lesa humanidad que ha llevado a cabo la dictadura de Nicolás Maduro.
Así como el mundo reconoció la crueldad del gobierno de Augusto Pinochet, la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos Verónica Michelle Bachelet Jeria, debe hablar alto y claro y no pretender matizar bajo el argumento de sanciones a funcionarios venezolanos la terrible situación que vive toda Venezuela.
Andrés Colmenárez
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