El vicepresidente Nicolás Maduro anda diciendo que el mandatario “está muy optimista” pensando en su recuperación del cáncer que padece
La débil condición física en la que se encuentra Hugo Chávez sigue impidiendo hasta la fecha su previsto traslado a Caracas para un breve acto de juramentación, que se producirá tan pronto pueda soportar el viaje en avión.
Aquejado de deficiencia respiratoria y con fuertes dolores que el equipo médico no consigue controlar, los últimos días el presidente venezolano continuaba sometido intermitentemente a respiración artificial, de acuerdo con fuentes en contacto con quienes supervisan su evolución.
Estas aseguran que los médicos están intentando «reforzarle» temporalmente, para que pueda realizar un desplazamiento de ida y vuelta.
Revela Emili J. Blasco en ‘ABC’ que al menos en una ocasión, durante 48 horas, los días 17 y 18 de enero, un avión especial estuvo dispuesto en Cuba para llevar a Chávez a Caracas.
El plan era trasladarle en camilla desde el Cimeq de La Habana hasta el Hospital Militar de la capital venezolana, donde varias plantas se habían reservado para las necesidades del presidente.
Al final, el viaje se abortó por la precariedad física del paciente.
En estos momentos, la idea es realizar lo antes posible ese viaje, con juramentación en el propio Hospital Militar, o bien en el Palacio de Miraflores si su delicada salud lo permite, ante el reducido grupo de miembros del Tribunal Supremo.
Después regresaría a La Habana para continuar con el tratamiento que requiere el cáncer que sufre.
Aunque el Gobierno bolivariano asegura que Chávez, de 58 años, viene recuperándose de la cirugía a la que se sometió el 11 de diciembre de 2012 en La Habana, el usualmente ubicuo líder no ha sido visto ni oído en público desde esa fecha.
«Nuestro comandante presidente está en un batalla compleja y dura, pero con un espíritu fenomenal», aseguró el vicepresidente Nicolás Maduro en un acto transmitido este martes por la televisión estatal desde el estado natal del presidente, Sabaneta.
«Antes de despedirse, el día que íbamos saliendo (el canciller) Elías Jaua y yo para Chile, nos dijo con una gran fortaleza: Estoy muy optimista, confío plenamente en los tratamientos que estoy haciendo, volveremos a ganar esta. Estoy aferrado a Cristo y a la vida».