Los presos políticos en Venezuela se utilizan como una moneda de cambio. Ante el crecimiento de la presión internacional por las torturas hasta la muerte del Capitán de coberta Rafael Acosta, el Gobierno venezolano liberó a 22 detenidos, entre los que figuran la jueza María Lourdes Afiuni, detenida en 2009 cuando aún estaba Hugo Chávez en el poder, así como el periodista Braulio Jatar, según ha anunciado la jefa de Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet.
Durante su intervención ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra, la expresidenta chilena había informado de la liberación de 22 detenidos. «Damos la bienvenida a estas liberaciones y animamos a las autoridades a liberar a otros detenidos por el ejercicio de sus Derechos Humanos», ha señalado. En declaraciones posteriores a la prensa, Bachelet ha dado los nombres de Afiuni y Jatar. Los otros 20, según ha indicado una portavoz de su oficina a Reuters, son estudiantes.
Afiuni, detenida en 2009 por orden de Chávez después de ordenar la puesta en libertad de un empresario corrupto, se encontraba bajo arresto domiciliario desde 2011. Finalmente, un tribunal la condenó a cinco años de cárcel el pasado mes de marzo por «corrupción espiritual». En cuanto a Jatar, fue detenido en 2016 tras cubrir una protesta contra el actual presidente, Nicolás Maduro, y desde 2017 se encontraba en régimen de «casa por cárcel».
Vidas como piezas de ajedrez
El uso de presos políticos como moneda de cambio para beneficiar los intereses del chavismo ya fue advertido por el expresidente español Felipe González durante la reciente celebración del ‘XII Foro Atlántico: Iberoamérica de cara al futuro’ en Madrid. El líder socialista advirtió que «hay derechos que son innegociables. No tiene sentido la liberación de uno o 100 presos políticos, cuando todos tendrían que estar en libertad de forma inmediata. La liberación de los presos políticos debería ser una condición imprescindible para que se pueda empezar una negociación o diálogo», explicó.
Lamentablemente, los 20 presos políticos liberados no son un gesto para el inicio de un proceso de transición democrática en el país. Todo lo contrario, es una limosna para que la comunidad internacional se distraiga y pierdan el tiempo poniéndose ‘medallitas’. Mientras tanto, el régimen de Nicolás Maduro sigue ganando tiempo, oxígeno y recursos militares ‘made in Rusia’.