Bogotá eligió a su primera alcaldesa. La fecha histórica tiene por protagonista a la centroizquierdista Claudia López, quien es reconocida por ser homosexual y presuntamente una figura anticorrupción. A pesar de que su elección se ha tomado como un símbolo de cambio político en Colombia, sus primeras decisiones están encendiendo las alarmas dentro de la sociedad latinoamericana por recordar la censura mediática tan característica del régimen de Venezuela. No en vano, la nueva alcaldesa comenzó su mandato con la decisión de ningunear a la prensa crítica con su ideología.
Vanessa Vallejo, editora en jefe del diario digital PanAm Post, denunció que en las redes sociales que: «Les cuento que ayer @ClaudiaLopez, quien será la nueva alcaldesa de Bogotá, bloqueó al @PanAmPost_es. Ella gobernará para “todes”. Pero no soporta, ni siquiera por Twitter, a quienes decimos de frente el desastre que es la izquierda«. En este sentido, la alcaldesa de 49 años ya está demostrando su incapacidad para soportar las críticas de los medios de comunicación, lo que podría repercutir en posteriores exclusiones de ciertos canales informativos de sus actos, eventos y ruedas de prensa.
Les cuento que ayer @ClaudiaLopez, quien será el nuevo alcalde de Bogotá, bloqueó al @PanAmPost_es
Ella gobernará para “todes”. Pero no soporta, ni siquiera por Twitter, a quienes decimos de frente el desastre que es la izquierda pic.twitter.com/RMtBxNBJvk
— VanessaVallejo (@vanesavallejo3) October 28, 2019
López, que asumirá el 1 de enero, se pondrá al frente de una capital de 7,2 millones de habitantes agobiada por problemas de movilidad y una alta percepción de inseguridad, a lo que se suma ahora una preocupación por su interés en censurar.
Conocida por su carácter explosivo y su disciplina, la mandataria electa impulsó sin éxito, en 2018, una consulta popular contra la corrupción en la política. Como investigadora académica, investigó el llamado fenómeno de la parapolítica: la alianza de líderes públicos con los sanguinarios grupos de ultraderecha, lo que le costó el exilio.
También es conocida por su vehemente oposición a la derecha que gobierna Colombia desde hace poco más de un año con Iván Duque a la cabeza. “Ser mujer no es un defecto, ser una mujer de carácter, firme (…) no es un defecto. Ser gay no es un defecto, ser hija de una familia humilde no es un defecto”, había dicho en una entrevista con la AFP la semana pasada.