Quiebre en la cúpula del Tribunal Supremo de Justicia venezolano en el exilio. Fuentes de la institución judicial denuncian ante Periodista Digital América (PD América) la conducta del presidente Miguel Ángel Martín Tortabú, quien debió entregar el cargo en septiembre de 2019, pero que se ha negado rotundamente a la alternancia en el poder argumentando que «la situación en Venezuela es crítica, por lo que no es el momento de cambios». Una postura que, según afirman a este diario, ha dividido a los 25 magistrados del TSJ, ya que 13 se mantienen a favor de que Miguel Ángel Martín Tortabú siga en la presidencia de la institución, mientras que otros 12 consideran fundamental una rotación interna para «evitar caer en el mismo sistema que caracteriza a Nicolás Maduro o como se vivió en Bolivia con Evo Morales».
La tensión interna del Tribunal Supremo de Justicia venezolano en el exilio queda reflejada en la minuta de la sesión plenaria del 15 de noviembre, donde se reunieron los magistrados encontrados en Miami (EEUU) y se conectó de forma online con quienes están en Madrid, Colombia, Chile y Panamá. A pesar de las ventajas de la tecnología, a la sesión faltaron 10 de los 25 magistrados por lo que Miguel Ángel Martín Tortabú declaró la falta de quorum, dejó sin derecho de palabra a todos los presentes y se fue sin siquiera poner su firma sobre la minuta. No obstante, estando presente la mayoría absoluta de la Sala Plena, solicitan al presidente que se realice una nueva convocatoria para el 20 de noviembre para realizar la reelección de la Junta Directiva, acorde a lo estipulado en el artículo 27 del Reglamento Interno del TSJ en el exilio.
Las trabas para facilitar la alternancia en la presidencia no es la única preocupación. Como afirman fuentes del TSJ en el exilio a PD América, Miguel Ángel Martín Tortabú habría violado la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. En concreto, el artículo 263, donde se deja claro que «para ser magistrado o magistrada del Tribunal Supremo de Justicia se requiere: 1. Tener la nacionalidad venezolana por nacimiento, y no poseer otra nacionalidad». Un requisito que no cumpliría por tener la nacionalidad española junto a la venezolana. Una situación que negó en varios ocasiones hasta que, finalmente, en junio de 2018 «manifestó que sí había tenido la nacionalidad española, pero que en fecha 14 de junio de 2017, antes de postularse para el cargo de magistrado, había renunciado a la misma por ante el Consulado General de España en Miami, USA».
No obstante, se trataría de una mentira por parte de Miguel Ángel Martín Tortabú, según denuncia a este diario la periodista venezolana Virginia Linares, quien advierte que «el presidente del Tribunal Supremo de Justicia renovó su documentación española (DNI) el pasado 12 de mayo de 2017 [con una validez de 10 años], por lo que contaría con la doble nacionalidad vigente al momento de postularse para el cargo de magistrado«, según le ha confirmado la propia Administración Pública de España. En este sentido, saltan a la luz nuevas pruebas que ponen en ‘jaque’ la permanencia del actual presidente del TSJ en el exilio, quien estaría violando un artículo constitucional similar al que también incumpliría Nicolás Maduro, quien tendría la doble nacionalidad (Venezolana-Colombiana), lo que también le impede ser presidente de Venezuela.
Días de polémica
Los magistrados que están en contra de la permanencía de Miguel Ángel Martín Tortabú denuncian que «con su nueva candidatura para el cargo, se quiere convertir en un presidente vitalicio. A pesar de que incumple la constitución por su doble nacionalidad y que está ejerciendo cargos en la Organización de Estados Americanos (OEA) que le generan un cuantioso salario que le permitió tramitar una costosa visa G4″. Con la polémica sobre la mesa, la política ha terminado de separar a los magistrados del TSJ en el exilio, ya que un grupo ha mostrado su apoyo a las tareas de Juan Guaidó como líder de la oposición, mientras que otro sector espera que el liderazgo caíga en otras manos.
Lamentablemente, las irregularidades del TSJ en el exilio son una demostración, a escala, de cómo funcionan las instituciones dentro de Venezuela y dan nuevas luces de cómo el chavismo ha logrado colocar sus raíces lo suficientemente profundo para hacer que su caída sea una labor titánica.