En los años 50 y 60, fue cuando el flujo de inmigrantes canarios, sobre todo desde la isla de la Palma, irían en busca de una vida mejor fuera de España. Allí cogería un barco Severo Armas, uno de tantos canarios que había escuchado las leyendas sobre la tierra prometida. La llamaban la octava isla, Venezuela le esperaba con los brazos abiertos. No sería su último viaje al continente americano. A sus ochenta y tantos años, ya puede decir que ha viajado más de 100 veces entre Canarias y Venezuela. Dos lugares tan diferentes, que, para él, siempre serán su hogar y, las tierras que lo vieron crecer.
De la isla Bonita, la Palma, viajarían más de 30.000 canarios, nos comenta Primitivo Jerónimo, especialista en historia de Venezuela, ex Consejero de Educación, Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo Insular de La Palma y profesor de secundaria. Este flujo representaba el capital humano de la isla. Entre 60.000- 64.000 habitantes, por esa época, vieron como la mitad de ellos partía hacia una vida mejor. Muchos volverían, otros tantos se quedarían o morirían en su nuevo hogar. Nuevas familias en Venezuela, como el caso de Severo.
Un lugar sin igual, que les permitía explorar, crecer y crear todo aquello que habían soñado, pero que nunca habían podido obtener si hubiera decidido permanecer en las islas. “Estamos hablando que la población masculina, prácticamente se fue toda”, explica Primitivo Jerónimo. “Que era joven, entre la segunda parte del decenio de los 50 hasta el decenio de los 70, aunque la inmigración masiva fue del 55 al 65”, nos relata.
“En esos años, aunque comenzaba en la Península, tímidamente, el plan de estabilización económica que se llevó a cabo por parte del Gobierno. Que constituyó la apertura hacia Europa y hacia el mercado libre, que estaba en ese momento en una política de autarquía en la dictadura. Había una miseria aquí, estructural, que se había generado, sobre todo, a partir de los años 30, cuando empezó la crisis.” Explica Primitivo. Hay que tener en cuenta, que los canarios ya habían inmigrado en las décadas anteriores a América latina, sobre todo, a Cuba. De ahí el fenómeno indiano y, que se ha traspasado a las generaciones venideras como una representación del canario que volvía rico tras años de trabajo en Cuba.
En los años 30, al haber una crisis enorme en Cuba, se cierra la entrada para los inmigrantes, es por ello, por lo que los canarios deben buscar otra opción. ¿Cuál sería el país escogido? “Fueron unos años enormemente difíciles porque no había inmigración abierta y llegó una crisis a finales de los años 40, que fue una sequía enorme en toda la isla, como la de hoy. Y eso hizo que cuando hubo la primera oportunidad, en el año 1948 (a principios) cuando un grupo de personas en un velero clandestino pudo salir de Santa Cruz de la Palma hacia América y llegó. Siendo incluso bien recibidos en la democracia venezolana”, relata Primitivo.
Constituía un momento histórico idóneo para ambas comunidades . Tanto por la miseria como por la represión, los canarios necesitaban salir de sus islas y Venezuela, en plena democracia, necesitaba capital humano para crecer. A finales del 48, otro golpe de estado en Venezuela, como el que trajo la democracia, ya entraría el nombre de Marco Pérez Jiménez. A partir de ese momento, los veleros clandestinos que provenía de Canarias ya no eran bien recibidos, ya que provenían de un régimen amigo, la dictadura franquista. Desde 1948 a 1951, la represión a los canarios fue muy elevada, fueron muy maltratados en Venezuela, no era como los primeros canarios que conseguían pronto papeles para trabajar.
La isla de la Orchila, el Dorado, aún son recordadas por representar uno de los mayores instrumentos de represión. Confinando a los canarios, como si estuvieran en cuarentena. Unas inmigraciones que no cesaban a pesar de los que sucedía en Venezuela, ya que eran inmigraciones, como muestra Primitivo, de carácter económico, predominantemente. “Algunos veleros, si aprovecharon la situación y dije ron que iban a Venezuela por la situación política, pero en su mayoría eran por cuestiones económicas.”
“Ninguno naufragó, todos llegaron a puerto, de una manera u otra, pero llegaron”, explica Primitivo Jerónimo. La inmigración legal hasta Venezuela duró aproximadamente hasta el año 1986. Es verdad que fueron muchos canarios, constituyendo una de las mayores migraciones de España a Venezuela, los segundos españoles que más fueron son los gallegos. Los canarios, sobre todo, se establecían en sus principios en zonas de costa que les recordaban en cierto modo a sus islas añoradas.
“Venezuela es un país muy rico, muy rico en inmigrantes” explica, “la mayor parte de ella fue legal”. Teniendo en cuenta la densidad territorial de este país, le interesaba mucho a la masa política poder tener ese capital humano y joven, en condiciones de explotar la materia prima del país. Y también existía esa necesidad de poblar Venezuela igual que sucede en Australia actualmente, que requiere capital humano y creación de población. Italianos, portugueses, canarios y gallegos, crearían esa masa de trabajo que tanto requería el país.
Un pueblo que acogió a tantos inmigrantes, rico en diversidad de culturas, que ahora se encuentra hundido en la miseria. Venezuela, lucha por un futuro mejor, por terminar con esa inestabilidad política que se está comiendo al país y a los venezola nos. William Cárdenas, venezolano retornado, representante de un salvavidas para Venezuela y, abogado, lucha día a día, desde el exilio, en ayudar no solo a todos los que salen del país, sino, también aquellos que se quedan. Gracias a José Antonio, un ciudadano español que fue agredido en una de las manifestaciones en Venezuela, el gobierno español, empezaría a actuar más en Venezuela, ante esta situació n. Desde la asociación, lo vieron como una oportunidad, para así poder crear un respaldo económico para los venezolanos, permitiendo tener una residencia provisional y el derecho a poder trabajar.
La Junta de Galicia daría asistencia sanitaria a José Antonio y lo traerían a España, para tratar de aliviar su situación. Su estado era tan grave, que al final murió al poco tiempo de estar en España, a los 2-3 meses. “A partir de ese momento, nosotros vimos que teníamos que organizarnos, cuando hablo de nosotros hablo de los venezolanos que nos encontrábamos en ese momento en España,” nos explica en la entrevista William Cárdenas.
Tenían que enfrentarse a un régimen que había demostrado que las personas no le importaban, que harían lo que fuera por seguir en el país gobernando. A consta de su población y de todos aquellos que han muerto o desaparecido tanto en las manifestaciones o por las condiciones precarias del país. Una manipulación de los medios y de la información del país, siendo censurada toda aquella que vaya en contra del régimen. “No tener ningún respeto de los nacionales y no solo de los nacionales, sino todo aquel que se encontrar por el momento en Venezuela”, afirma Cárdenas.
“Los objetivos de la plataforma, cuando nos organizamos, fueron muy claros. El primero sensibilizar a la sociedad española acerca de lo que estaba ocurriendo y entendíamos que iba a continuar ocurriendo en Venezuela. Y el segundo, denunciar ante instancias Internacionales, estos hechos, ya que entendíamos que tenían todas las características de ser crímenes a la humanidad”, relata Cárdenas.
“Pronto nos dimos cuenta de que aquellos dos objetivos se nos iban a quedar cortos, ya que en Venezuela se iba a producir un éxodo. Entonces en el año 2005 creamos un salvavidas para Venezuela, creamos una asociación que está inscrita en el Ministerio del Interior español, para atender de alguna manera a la cantidad de personas que iban a salir del país”, muestra Cárdenas, explicando a su vez, la importancia también de la inmigración canarias, ya que también constituía un gran éxodo de la población en el pasado.
Dos países tan interrelacionados en el pasado se unían para poder crear un futuro para todas esas generaciones de españoles que inmigraron en el pasado. Tantas similitudes y diferencias entre ambas sociedades que se ven reflejadas en estos dos flujos de inmigraciones, a pesar de, constituir dos épocas tan diferentes.
Sin embargo, no todos los canarios o las nuevas generaciones de españoles- venezolanos, han podido huir del país, muchos de ellos, siguen aún luchando por sobrevivir en Venezuela. Uno de nuestros protagonistas, Severo, continúa yendo y viniendo, con miedo a perder todo aquello que con tanto trabajo y sacrificio creó. Aunque consiguió que parte de su familia creada en Venezuela estuviera a salvo en España.
Lo cierto es que aún queda en este país toda la vida que creó en el continente americano. Aunque sigue volviendo a Canarias y, ayudando a todos los que puede en Venezuela, ¿hasta cuándo aguantará este anciano que ve morir su sueño y mermar las fuerzas del país que lo ayudó tanto? Este sentimiento, es compartido por tantos canarios que envían cajas de alimentos, medicinas y otros productos básicos a sus familias en Venezuela. Viendo, ante la impotenc ia de no poder hacer nada, que miles de personas mueren tan solo al nacer. Miles de vidas destinadas a perecer sin vivir.
Jesús Soengas, integrante de la asociación de América de la Carlos III, nos cuenta la historia de su abuelo. Este se fue a Venezuela en los años 60 desde España, debido a los periodos de postguerra, la crisis económica y reconstrucción de la Europa. Dos grandes guerras que mermarían la población europea, una gran Guerra Civil española, que acabarían con jóvenes, enfrentando a familias, frenando la cultura y el crecimiento del país.
En los 60, en España, el servicio militar era obligatorio, pero el abuelo de Soengas no le agradaba esta idea. Ya que nunca le hizo gracia la violencia. Por lo que decidió irse en busca de un lugar mejor. Tenía ya un hermano que tenía también la idea de irse a Venezuela. Deciden ambos embarcarse en esta aventura. Allá conocerían a una gran comunidad portuguesa, que como él, iban a por la promesa de una vida mejor. Un país con mucha más libertad “no tenías esa presión de estar en una dictadura” explica Jesús.
Debido a la situación política, ya entrando en la dictadura chavista, el abuelo de Jesús tendría que someterse a una operación debido a su salud. El país que tanto le había regalado y ayudado a crecer, ahora se estaba convirtiendo en lo que fue España. “Recuerdo que él tomaba una medicación, y que tuvo que operarse en un momento determinado y conseguir la medicación fue muy complicado, y eso termino fomentando que se fuera, en el año 2013-2014”, nos relata su nieto.
Ahí empezó a darse cuenta de que las cosas no iban bien y gracias a su hijo, que le insistía que se fuera de Venezuela debido a la situación del país. Este país que tanto le había dado, ya no era seguro como en el pasado. Por lo que decide venirse a España. “Él no lo hizo por querer, es más él nunca se quiso volver, lo hizo por necesidad y porque se tuvo que volver”, nos cuenta Jesús Soesgan.
Decimos realizar una encuesta a diversos canarios y venezolanos. El 66,7% son venezolanos-españoles que, en su amplia mayoría, han tenido que inmigrar del país, su hogar, mientras el 33,3% son canarios. Muchos de ellos son descendientes de españoles o venezolanos que tuvieron que salir del país por la situación precaria en la que vivían.
Entre las respuestas a por qué inmigraro n responde: “por decisión de mis padres, en busca de un futuro mejor”, “crisis política y una hiperinflación por la delincuencia”, “Falta de oportunidades , de seguridad…” Sobre todo, gran parte de los encuestamos afirma esa inseguridad y baja calidad de vida. Sobre todo, uno de ellos, explica que se fue por “la escasez de productos de primera necesidad y las pocas proyecciones de futuro que te brindan en Venezuela a las personas de mi generación”. Aunque estos datos negativos son generalizados entre los encuestados, un dato muy positivo es que en su totalidad se sintieron acogidos en el país al que fueron. A pesar de esto, el 75% de la muestra, afirman, que extrañan su país de origen.
Ahora los jóvenes también tienen que partir, como es el caso de Pierina Michelle, nacida en Barquisimeto, Estudió Comunicación Social en U.F.T Universidad Fermin Toro. Ella se fue de su país porque Venezuela “para nadie es un secreto, está realmente mal” nos cuenta. Explica, que, aunque esta era una de sus motivaciones, la principal era poder ejercer en aquello que había estudiado durante tantos años. “Yo soy periodista graduada en Venezuela y, somos perseguidos, todos aquellos que ejercemos nuestra carrera en dicho país.” Por lo que su única opción era huir.
“Todo periodista que ejerza en Venezuela tiene de alguna u otra manera, se tiene que inclinar a lo político», explica, “tenía muchos compañeros y colegas que fueron apresados por ejercer su derecho. Y bueno por ese motivo vi lo que vi y me tuve que ir huyendo de ahí.” Para ella fue muy difícil ya que tuvo que hacer varias escalas. Tuvo que coger un autobús hasta una ciudad cercana a Colombia. De allí tendría que pasar horas caminando hasta llegar a la frontera, hasta llegar a un punto seguro, más diversos transportes. “Parecíamos todos como maleantes porque íbamos corriendo, íbamos temerosos de que nos parara un policía o un guardia nacional, fue bastante trágico.” Muchos se quedaron en el camino.
Hija de un canario, Pierina ahora luchaba, al igual que lo hizo su padre en su momento cuando fue a Venezuela, en busca de una mejor vida. Aunque si ha sido bastante acogida, es cierto que afirma ese recelo y racismo que hay en la sociedad. En su primer trabajo en España, en una perfumería, tenía una compañera que le dijo que “las latinas somos prostitutas”, nos cuenta. Desde “miradas hasta llegar a un lugar y que como eres un poco diferente te miran dos veces” nos relata al igual que muchos de sus amigos que incluso ante estas situaciones y peores han acabado llorando.
Un pueblo que acogió, pero ¿está siendo realmente acogido? Es cierto que están más seguro que en su país, pero ¿qué hay de las condiciones que viven, los trabajos, ver como su formación u experiencia no es valorada y que muchas veces son discriminados por su procedencia? Otro de nuestros protagonistas, Alejandro Colmenárez, nacido en Caracas, pero criado en Barquisimeto, se vino con 22 años al sur de Tenerife, a Adeje. “En la época que yo inmigré, fue un poco diferente de la manera que se inmigra ahora pues llevaba muchos años planificando desde pequeño irme e inmigra y conocer mundo”, nos explica. “Fue un poco duro”, aunque lo relata como una experiencia llena de sueños.
Como tantos jóvenes salía de su país, dejando atrás a sus seres queridos para poder dedicarse a lo que amaba, la música. “Me siento como en casa, realmente desde que me bajé del avión sentí como si estuviese en la isla hecha para mí”. También, junto a Pierina, relata que también en Canarias ha percibido ese incremento del racismo. “En la zona norte de Tenerife, como venían muchos venezolanos veía como se incrementaban los comentarios”, nos relata.
Toni Martín, venezolano que también se fue de su país en busca de unas condiciones mejores y de poder estudiar aquello que amaba, el cine, la fotografía y todo este sector, afirma que Venezuela es un pueblo muy habituado a acoger a otras culturas. “Aunque esto depende de la persona a la que le preguntes. Hace años que llegó la inmigración masiva de gente de Europa”, explica, considera que fue un hecho positivo que ayudó mucho a su país. “Los que somos también hijos de europeos, nos sentimos también identificados con ellos” además, considera que, “yo creo que hemos sido acogidos, a pesar de todo lo que conlleva inmigrar”.
“Ahora mismo los venezolanos nos enfrentamos a mucha incertidumbre tanto en Venezuela como afuera. ¿Por qué? Pues las personas que están en Venezuela, que muchos son familias de los que nos hemos tenido que ir, evidentemente siguen con ganas de velar por una Venezuela mejor, de un futuro mejor, fuera del gobierno que hay, no es más que una dictadura, pintada de democracia porque simplemente jugaron bien sus cartas en un momento en el que el país se encontraba débil y aprovecharon el mejor momento creando división” nos cuenta Toni Martín.
“Ya estamos cansados de más de 20 años de gobierno, queremos una Venezuela libre”, relata Toni Martín, ya que lo único que piden es que su país sea ese lugar en el que puedan cumplir sus sueños y sus metas. Decimos hablar con Eduardo Troconis , uno de los integrantes de la reintegrac ión de la democracia en Venezuela, en el año 1948 y, también, profesor de Derecho Público Internacional en la Carlos III de Madrid. Desde muy joven participó en la actividad política. Nos explica la importancia del petróleo en su país y del condicionante de este en otros países, ya que es un motor económico de gran relevancia.
Debido a su implicación política, decidimos hablar de las similitudes entre el pueblo canario y venezolano. Observamos como en ambas, el éxodo se debe tanto a nivel económico como político, quizás en Venezuela, en este momento sobre todo político. “Los flujos migratorios de Canarias estuvieron determinados por la dictadura de franco que les negaba la libertad y posibilidades de avanzar. Y desde luego por las penurias económicas que se vivían en ese momento”, explica.
“La migración canaria, constituyó la mayor colonia que había existido en Venezuela junto a la gallega”, nos explica Troconis, relatando esa afinidad estrecha, entre los vínculos de afectos de ambas comunidades. Sobre todo, destacando la importancia de la actividad de estos. “Nos ha tocado esta desgracia que sufrimos, la horrible acción de abandonar el país debido a las circunstancias”, nos muestra en relación con los venezolanos que están huyendo, “se trata de que nosotros ahora vivimos en la miseria más absoluta tenemos que tirar por los caminos verdes o vías terrestres, y no contamos con la capacidad de recibir de los países donde inmigramos.” Viendo esta perspectiva, las similitudes y diferencias entre ambos países se hacen cada vez más notables. Tanto en vías de acceso o inmigración al igual que las condiciones, medios, censura, etc.
“Por ejemplo, en el área de comunicación social que era lo mío, trabajé en canales de televisión y radio y lo que pagaban era el sueldo mínimo que eran 3 dólares”, Carlos Spósito, es un joven que muestra la falta de oportunidades que tenía en su país. “Entonces yo dije, mira ya estaba cansado de lo mismo, de que no pudiera ir a salir a caminar a la calle, que te pueden robar o que te puede pasar cualquier cosa y bueno por eso, fue algunas de las razones que me hizo venirme a España,” explica.
Al igual, como periodista, muestra que la censura de su país “no pueden infor mar de lo que está sucediendo es como si fuese otro país”. “Hay muchos periodistas venezolanos informando, en las protestas y demás, pero no trabajan para los medios nacionales”, viendo como el periodismo ha buscado otras vías, más utilizando el streaming y medios digitales.
Venezuela y Canarias, dos sociedades en dos contextos diferentes, al final son más parecidos de lo que nos imaginamos. El venezolano se enfrenta a un futuro incierto, más de 6 millones de personas han huido de Venezuela. En busca de un futuro mejor, los jóvenes sacrifican día a día sus vidas en las manifestacio nes, huyendo del país, siendo apresados. El país que fue encargado de dar tanto a otras culturas y civilizaciones requiere la ayuda de todos. Desnutrición, falta de medicamentos, apropiación del Gobierno, delincuencia, muertes, violencia, etc. Son el día a día del venezolano.
Un pueblo rico que caería hasta el abismo, hasta un punto que nunca imaginaron y que ahora parece casi imposible de salvar. Pero, los venezolanos seguirán luchando, por esa esperanza y por recuperar su Venezuela. La octava isla que siempre los canarios llevarán en el corazón, necesita un cambio ya.
Andreína Pére Armas