Emerson Gomes tan solo debía entregar los bizcochos pero como desconocía el plan los probó antes de cumplir con la encomienda
La muerte de un niño de 12 años que probó las galletas envenenadas por dos compañeras, estremece a Brasil, que debate proyectos para luchar contra la cada vez más frecuente violencia en las escuelas.
Todo salio mal. Emerson Gomes da Silva no era el objetivo, pero tenía hambre. Y aunque su misión era entregárselas a otra niña, probó los bizcochos que dos compañeras de 13 y 14 años habían rociado con veneno para ratas.
Las jóvenes confiesan haber colocado la dosis mortal de veneno pero aclararon que con ellas no querían perjudicar al joven sino a otras dos alumnas rivales.
«Desde el año pasado las niñas se estaban disputando el control» de la clase en la escuela Luiz Alberto Russo, localizada en la comunidad de Jabotao dos Guararapes, en las afueras de Recife (estado de Pernambuco), explicó a Mariana Villas Boas, de la comisaría local.
Las autoridades detuvieron el martes 7 de junio de 2011 a las dos responsables, que permanecen en un reclusorio para menores a la espera de un juicio por homicidio. Se arriegan sólo a una pena que puede llegar como máximo a los tres años de prisión.
Según Villas Boas, no era la primera vez que las dos chicas -hasta ahora anónimas- atentaban contra la vida de sus enemigas escolares.
En otra oportunidad, ya habían colocado veneno en un sándwich y una gaseosa. En este último intento, Emerson tan solo debía entregar los bizcochos pero como desconocía el plan los probó antes de cumplir con la encomienda.
Mario Gomes, padre de Emerson, lo explica así:
«Comenzó a sentirse mal en la escuela, una de las niñas se dio cuenta de que podría haber sido por las galletas y se quedó con él para evitar que dijera algo y así lo mantuvo hasta la hora de la salida. Al llegar a casa, los dolores y los vómitos eran insoportables».
«En un momento él le dijo creo que estoy muriendo. Si la niña mala hubiera pedido ayuda, mi hijo estaría con vida».
En casa, su madre, Darcilene, está desesperada:
«No sabía qué hacer, en el coche pensé que había muerto, en el hospital habló alguna otra cosa y murió».
Los médicos advirtieron a los padres que el pequeño presentaba síntomas de envenenamiento.
El Instituto Médico Legal (IML) tiene hasta 30 días para confirmar a la justicia la causa de la muerte.
«Él era tan feliz, le gustaba jugar a la pelota, me ayudaba en la casa, me va a hacer mucha falta», agrega Darcilene, madre de otras dos niñas de nueve y 10 años.
Emerson Gomes da Silva murió el 7 de junio de 2011 y su entierro tuvo lugar dos días después. El caso fue revelado por la prensa brasileña siete días más tarde.