Los canallas se llevaron tarjetas de crédito, teléfonos y objetos que permitirán pillarlos
Las autoridades mexicanas estrechan el cerco a los canallas que en la madrugada del pasado 4 de febrero de 2013 violaron de forma bestial a seis turistas españolas, mientras mantenían a sus acompañantes varones maniatados y amordazados en un hotel de Acapulco.
«Afortunadamente ya tenemos indicios firmes para dar con los responsables de este reprobable hecho delictivo, mismo que lamentamos todos», afirmó la titular de la Procuraduría General de Justicia del estado de Guerrero.
«No podemos profundizar en las líneas (de investigación), solamente que tenemos avances importantes (…), y que pronto daremos resultados positivos».
El Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación recomienda a los turistas españoles que visiten Acapulco que extremen la prudencia, pues el Estado de Guerrero en el que se ubica esta ciudad se considera «de especial peligrosidad«.
Las recomendaciones de viaje referidas a México que se pueden consultar en la página web del Ministerio advierten de este extremo, cuya última actualización data del 26 de diciembre de 2012.
UN GRUPO BESTIAL
Aunque se trata por todos los medios de mantener la mayor discreción respeto a las víctimas de este crimen sexual, poco a poco van emergiendo detalles que provocan repugnancia y espanto.
La realidad es que una escapada de fin de semana a un paradisíaco paraje de Acapulco se convirtió para un grupo de españoles en un infierno que no olvidarán mientras vivan. Los protagonistas: seis chicos y seis chicas de diversas provincias españolas, y una mexicana.
Dormían en una villa alquilada en un complejo turístico de Playa Bonfil cuando los facineroso, armados y con el rostro cubierto con pañuelos, los asaltó en plena madrugada.
La pesadilla comenzó sobre las 2.30 de la madrugada del lunes (9.30 hora española) en un enclave conocido como Playa Encantada.
Los cinco facinerosos, probablemente delincuentes comunes, primero redujeron pistola en mano al personal de los bungalós Babakis, un conjunto de cabañas a unos 37 kilómetros del centro de Acapulco.
Después, se adentraron a punta de pistola en la vivienda en la que estaban los españoles y redujeron a los jóvenes.
A los chicos les ataron y amordazaron, usando cables de teléfono y cintas de los biquinis de las chicas.
Y, ya sin ningún tipo de oposición, los criminales sometieron a las mujeres, de entre 19 y 25 años, a continuas vejaciones durante horas. Repetidamente y usando el sexo y su bestialidad animal como instrumento de humillación y agresión.
El padre de una de los jóvenes agredidas en Acapulco ha explicado que su hijo se había puesto en contacto con ellos para decirles que estaba «bien físicamente» y que no pudieron hacer nada por las chicas.
Robo tras los abusos
Los asaltantes se fueron a las seis de la madrugada con dos tabletas portátiles, 16 teléfonos móviles, tres cámaras fotográficas, un MP4, dos tarjetas de crédito y 8.800 pesos (unos 450 euros), además de diversos documentos personales.
Tras marcharse los delincuentes, los jóvenes lograron soltarse las ataduras y avisar a la policía de Acapulco, que llegó media hora después.
La titular de la Procuraduría General de Justicia de Guerrero, Marta Elva Garzón, dijo que estaban «investigando a fondo este asunto». La fiscal evitó dar detalles.
«Hay un secreto de sumario y pido que se respete. No podemos dar ninguna pauta».
Confirmó que la ciudadana mexicana no fue violada.
Los jóvenes emprendieron viaje desde Acapulco hacia la capital de México a las nueve y media de la noche en medio de un despliegue de seguridad y después de haber prestado declaración ante las autoridades locales durante casi doce horas. Las seis mujeres también fueron atendidas por los médicos, quienes confirmaron la violación.
Un estado peligroso
Representantes diplomáticos y consulares están prestando asistencia a las víctimas.
La mayoría de los chicos del grupo rondan la treintena y apenas llevan unos meses trabajando en distintas empresas de México relacionadas con el comercio exterior o el diseño. De hecho, habían llegado de Barcelona, La Coruña o Salamanca, y habían entablado relación durante en el país.
El alcalde de Acapulco, Luis Walton Aburto, aseguró en conferencia de prensa que el hecho «es muy lamentable», pero trató de rebajar la gravedad de lo ocurrido recalcando que «esto sucede en cualquier parte del mundo». Ha tenido que pedir perdón.