Entre los retenidos está una fotógrafa italiana y otros dos periodistas extranjeros, que al final fueron liberados por los sicarios chavistas
Sigue la represión chavista y cada hora más intensa y desaforada.
Efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) detuvieron este viernes, 28 de febrero de 2014 a 41 personas que según los sicarios del régimen se encontraban «bloqueando las vías y generando caos».
Tras esa excusa lo que se oculta es un intento feroz de frenar las protestas que han tenido lugar en la urbanización de Altamira, ubicada en el municipio Chacao (este de Caracas).
Entre los detenidos se encuentran 8 personas extranjeras, quienes juntos al resto de los arrestados, serán imputados por terrorismo.
El alcalde del municipio Chacao, Ramón Muchacho, también ha confirmado los hechos a través de su perfil en Twitter.
Horas antes, la fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz, aseguró que hasta el momento han sido detenidas 1.044 personas por hechos vinculados con manifestaciones, de las que un 39 por ciento serían estudiantes. Unas acciones que se han llevado a cabo respetando los Derechos Humanos, según la fiscal.
Ortega insiste en que el Estado venezolano «ha venido trabajando con objetividad y transparencia, respetando el debido proceso», en relación con las investigaciones sobre los hechos de violencia que se han registrado en los últimos días en el país.
«Hay que hacer justicia, la sociedad necesita que haya respuesta por parte del Estado».
Aqui la info —> RT @ElUniversal: Lista de detenidos en Altamira. 41 detenidos. 31 hombres y 10 mujeres http://t.co/z2aqTEpvi5
— RAMÓN MUCHACHO (@ramonmuchacho) marzo 1, 2014
Respecto a la cuestión del diálogo, la fiscal concluye que «no se puede tener paz ni diálogo con quienes realizan acciones que atentan contra la vida de los demás».
En cualquier caso, dice estar segura de que finalmente «se logrará la paz si hay una voluntad política» por ambas partes.
LOS TESTIMONIOS DE LOS TORTURADOS
“A mi hijo le dieron descargas eléctricas hasta hacerlo desmayar una y otra vez, le metieron la cabeza en una bolsa plástica hasta que se le acababa el aire y caía desmayado una y otra vez. Le decían que me estaban violando y cuando iban al tribunal le dijeron que tuviera cuidado con lo que declarara porque regresaría al Sebin”.
Lo cuenta Cristina Álvarez, madre de un estudiante de 21 años de edad que fue detenido el 12 de febrero en Plaza Venezuela y que ahora tiene prohibido manifestar.
“Nos decían que nos iban a cortar los brazos y las piernas. A mí me dijeron que me iban a violar y que me iban a mandar al INOF para que me siguieran violando las presas, que éramos unas ratas”, dice Andrea Jiménez, periodista de 25 años de edad que fue detenida en pijama a escasos metros de su casa por funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana.
Muchos de los asistentes a la concentración de ayer en la plaza Alfredo Sadel de Las Mercedes, que estuvo repleta por más de dos horas, no paraban de limpiarse las lágrimas al oír esos testimonios.
Víctimas de tratos crueles e inhumanos, familiares de torturados, integrantes del Foro Penal Venezolano, estudiantes, el humorista Laureano Márquez, la diputada María Corina Machado y la exmagistrada Blanca Rosa Mármol fueron algunas de las personas que tomaron la palabra.
Seguir manifestando pacíficamente y denunciando la violación de derechos humanos fueron mensajes recurrentes. “Hasta que usted, presidente Nicolás Maduro, no libere a nuestros compañeros y no se abra un expediente a los funcionarios responsables de muertos y heridos no abandonaremos las calles”, dijo el estudiante Francisco Matheus.
Alfredo Romero, director del Foro Penal Venezolano, recordó que van 33 torturados.
“Sin la presión y la protesta de ustedes los jóvenes que han detenido, seguirían presos”.
Informó que se reunirán con la defensora del pueblo, Gabriela Ramírez.
DD HH. «Defender los derechos humanos es defender los derechos de todos los humanos, incluso de quienes están violando esos derechos», indicó Laureano Márquez.
Mármol repudió la orden de detención contra Carlos Vecchio. «Ya no creo en eso de ponerse a derecho porque aquí eso no existe», dijo.