Se trata de un país muy importante para España, por razones tanto económicas (la balanza comercial ronda los 3.000 millones) como humanas (más de 150.000 españoles residen en Venezuela)
El Gobierno español ha medido muy bien sus palabras sobre Hugo Chávez. En el comunicado difundido el miércoles por el Ministerio de Asuntos Exteriores se calificaba al fallecido jefe del Estado venezolano de «personaje político que ha tenido una gran influencia en Iberoamérica».
Casi en los mismos términos se expresó el presidente Mariano Rajoy en su telegrama de pésame: con Chávez, dijo, «desaparece una de las figuras más influyentes de la historia contemporánea de Venezuela».
La influencia puede ser positiva, pero también negativa.
El Rey, en su telegrama de condolencias, llegó casi al límite del elogio al subrayar la «dedicación» de Chávez a su país, mientras que el ministro José Manuel García-Margallo eligió un término más inocuo: lo calificó de «personaje singular».
No es ningún secreto que el PP está en las antípodas ideológicas del líder bolivariano, pero incluso en la etapa de Zapatero las relaciones no han sido nunca fáciles.
Pese a ello, se trata de un país muy importante para España, por razones tanto económicas (la balanza comercial ronda los 3.000 millones) como humanas (más de 150.000 españoles residen en Venezuela).
Esta ambivalencia se reflejaba en la noche del miércoles en las dudas sobre quién representará a España en los funerales previstos para mañana en Caracas, aunque la presencia de la práctica totalidad de los mandatarios iberoamericanos inclinaba la balanza por una delegación del máximo nivel, encabezada por el Príncipe (ante la imposibilidad de que viaje el Rey) como así será finalmente, según ha confirmado Moncloa este jueves.
Como subrayan Miguel González y Natalia Junquera en ‘El País’, en lo que coincidían los telegramas del Rey y Rajoy es en el destinatario: el vicepresidente Nicolás Maduro, lo que significa que no se cuestiona la sucesión al frente del Estado bolivariano, a pesar de que la Constitución venezolana apuntase otra cosa.
El ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, que firmó en el libro de condolencias de la Embajada venezolana en Madrid, apostó porque la transición se desarrolle “con tranquilidad, serenidad y paz” y subrayó la voluntad de estrechar relaciones bilaterales.