Alberto Barradas es un Psicólogo Clínico, escritor y conferencista venezolano muy reconocido, sobre todo por acercar su trabajo a la gente en las redes sociales a través de Psicovivr, su exitosa marca empresarial reconocida por venezolanos y latinoamericanos. Ha sido muy crítico con la dictadura de Maduro, lo que ocasionó que el régimen venezolano le persiguiera y hostigara hasta sacarle del país, pero no han logrado silenciarle.
Redacción de INFOBAE
Psicólogo con mención en clínica que un día se montó en su moto, se hizo varios tatuajes, vendió el diván, se olvidó que se había graduado cum laude y empezó a difundir reflexiones muy personales sobre la vida, llevando un mensaje donde la mayoría se pudiera identificar y verse reflejado en las distintas facetas de la vida.
A principio de año el psicólogo venezolano Alberto Barradas llegó a Santiago de Chile para brindar una de sus habituales conferencias, que en los últimos años lo han llevado a diferentes ciudades del continente. Lo que no sabía, y mucho menos había previsto, era que no volvería a Caracas. «Cuando vine a Chile fue para dar una conferencia, no vine con la idea de emigrar», le comentó a Infobae.
«Un amigo que tenía en el SEBIN me avisó que había una orden de quitarme el pasaporte al regresar. Por ese motivo no regresé», relató el conferencista y escritor, quien al igual que miles de compatriotas debió buscar en otras tierras un mejor futuro.
Entre sus conferencias y presentaciones de libros, siempre había un denominador común: su oposición al régimen de Nicolás Maduro. Esto le trajo serias consecuencias, que lo llevaron al exilio.
«Después de referencias en las redes sociales, empezaron visitas del Servicio Bolivariano de Inteligencia, el SEBIN, en mi consultorio. Hicieron dos visitas con excusas varias. En una dijeron que estaban equivocados, pero se quedaron media hora. En otra dijeron que buscaban a un estafador, y se quedaron más de una hora», relató.
El amedrentamiento no terminó con esas visitas: «Luego recibí llamadas amenazantes. Que me iban a matar, que iban a secuestrar a mi hija, a mí…».
Pero, como remarcó a través de su cuenta de Twitter, lo que no le perdonará jamás al chavismo, y a parte de la oposición, es que su familia se haya desmembrado a raíz de la crisis. Su hija, en Alemania. El hijo de su esposa, en Estados Unidos. Su hermana, en Honduras. Los únicos que permanecen en Venezuela son sus padres.
Y, aunque el régimen caiga en el corto plazo de tiempo, aclaró que ve muy difícil que tanto él como su familia regresen al país. «Mi profesión me hace ver las cosas de una manera más completa. Tengo herramientas para ver un poco más. Saco comparaciones, como por ejemplo Medellín en Colombia. Luego de ser destruida por el narco se demoró 20 años en ser una ciudad decente. Hungría, Polonia, son países que pasaron por guerras y el comunismo, fueron destruidos también, y se demoraron muchos años también».
Barradas consideró que, una vez que caiga el dictador, a Venezuela le llevará unos 15 años «volver a ser un país habitable». Sin embargo, aclaró que hasta el momento hablar de una salida del chavismo del poder «es pura fantasía».
Es que, según su opinión, la única opción para una caída de Maduro es por medio de una «insurrección civil». Y la población, como quedó demostrado durante la represión del año pasado, «no tiene la fuerza necesaria para luchar, y la dictadura es militar».
«Venezuela tiene una doble tragedia. Primera, un régimen socialista-comunista. Ellos se dicen así, pero es un régimen de narcos y delincuentes. Y por otro lado, la oposición venezolana es un conglomerado de colaboradores; el régimen ha logrado filtrar a la oposición. En este momento no hay oposición», opinó.
«Existen algunos líderes. María Corina, Ledezma… Son líderes que últimamente el venezolano común está mirándolos como verdaderos opositores. Pero si quisiera hablar de algún tercero no se me ocurre«, agregó.
Este panorama, consideró Barradas, hace que el régimen, «que tiene todas las de caer, no caiga». «Por el contrario, se fortalece (…) Mientras no haya una insurrección violenta no va a ocurrir nada».
El psicólogo señaló, por su parte, que en parte de la población civil «hay como una esperanza de una invasión extranjera», y reconoció que él no ve con malos ojos esa opción, aunque no cree que suceda.
«Tienen que ser sacados porque no se van a ir por las buenas. ¿Cómo los sacas a punta de pancartas? El mundo tiene que entender que son delincuentes, narcotraficantes, ligados al lavado de dinero. Es como si Pablo Escobar fuese el presidente de Venezuela», apuntó.
Este contexto, sumado al desabastecimiento y el creciente flujo migratorio, lleva a Venezuela a vivir «en una situación de guerra, como Siria», analizó Barradas.
«Esto no va a parar. La diáspora va a seguir, por eso el régimen va a seguir», concluyó.