Emporio Armani abrió el camino de esta estampida cerrando su inmenso local en Buenos Aires
Las trabas a la entrada de importaciones no para de cobrarse víctimas en el mercado de lujo argentino.
Las grandes marcas huyen del país ante las restricciones impuestas por parte del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner a las mercancías del exterior.
Esta misma semana, la marca Kenzo, propiedad del grupo francés Louis Vuitton-Moëtt Hennessy (LVMH), anunciaba el cierre de su único local en Argentina tras no poder hacer frente a las restricciones impuestas a los productos importados.
Kenzo es sólo la última en sumarse a la larga lista de marcas de artículos de lujo que han abandonado el país.
Emporio Armani abrió el camino de esta estampida cerrando su inmenso local en Buenos Aires en diciembre de 2009. Posteriormente han seguido su ejemplo Polo Ralph Lauren, Louis Vuitton, Yves Saint Laurent, Calvin Klein, Escada o Ermenegildo Zegna.
Otra de las más emblemáticas, Cartier, ha anunciado recientemente que echará la persiana el próximo 31 de octubre.
Pero, tal y como cuenta la prensa argentina, las trabas a las importaciones no afectan sólo a las marcas extranjeras.
Hace un mes, la firma de indumentaria femenina de origen argentino Tissage cerró su local en Buenos Aires «por limitaciones a las importaciones de telas y a causa de la desaceleración económica».
Además, varios diseñadores nacionales consagrados se han quejado abiertamente ante la imposibilidad de importar telas, lo que les hace ver amenazado su trabajo.