La primera investigación periodística que se interna en el mundo menos explorado de la Presidenta, el de sus pasiones
Franco Lindler le sigue los pasos al kirchnerismo‘ desde hace ocho años. En ese tiempo, trabajando para la revista ‘Noticias‘, logró hacer acopio de un jugoso material periodístico.
Con este bagaje se animó a escribir un libro que califica como «la primera biografía política y emocional no autorizada» de la presidenta de Argentina. El título ilustra buena parte del contenido: «Los amores de Cristina».
En él descubre la obsesión de la viuda de Néstor Kirchner por localizar una fortuna oculta que su marido tenía detallada en «diez libretas».
También describe el patrón de hombre que le gusta a la protagonista de esta historia, su relación, a veces turbulenta, con su «socio y compañero de toda una vida» y otros detalles picantes.
El propio Lindler explica su polémica obra:
«Es un libro que describe a la presidenta tal cual es, tal cual se la ve en la intimidad, al menos de acuerdo a la opinión de aquellos que han tenido y tienen acceso desde su entorno».
«En general los affaire de Cristina como mujer, han dejado más de una huella».
Transcribimos la propia presentación que el autor hace sobre lo que hay en el libro:
- «Uno de los hombres que vieron desnuda a la Presidenta dice que su cuerpo es blanco y está salpicado de pecas infinitas. La describe como una bella mujer.
- Cuando él la vio sin ropa, Cristina Fernández tenía nueve años menos que los 60 de hoy. Corría el 2004 y el hombre no era un amante, sino un médico. Estaba operando a su paciente, que tenía un pólipo benigno en el útero que los profesionales le extrajeron en menos de treinta minutos. Cristina estaba recostada sobre una camilla del Hospital Argerich, sedada y desnuda, y sus pecas impresionaron al médico. El jefe del equipo, Donato Spaccavento, no pareció reparar en ellas, pero el colega que recuerda esta escena sí.
- -Es muy distinta a la Cristina que uno ve por televisión -dice-. Es hermosa.
La blancura y las pecas infinitas de la Presidenta nunca se vieron por televisión. Están disimuladas por las ropas de viuda que usa en estos días y por una gruesa capa de maquillaje. Si esas pecas representaran algo, acaso serían los misterios que esconde en su interior la mujer más poderosa de la Argentina. - A esos misterios apunta la investigación que el lector tiene entre sus manos.
«Los amores de Cristina» es un intento de mostrar a la reina desnuda, como solo la vieron quienes pudieron atravesar la armadura que la protege en sus apariciones mediáticas, en sus discursos maratónicos e hirientes, en sus actos y actuaciones de gobierno. - Quienes atravesaron esa armadura, quienes la vieron tal cual es, desfilan por estas páginas. Son sus amores: sus preferidos, sus psiquiatras, su esposo, sus hijos, sus socios declarados o no.
- «Los amores de Cristina» descorre el velo de la Presidenta íntima, aquella que los múltiples biógrafos oficiales describen con excesivo candor y los no oficiales no terminan de descifrar. Quien protagoniza esta historia es la mujer avasallante y al mismo tiempo frágil que llamaba por su apellido a Kirchner, la que lo celaba y era celada por él, la que lo destrataba y también amaba. Es la mujer que se rodea de ambiciosos y a menudo jóvenes funcionarios que parecen salidos de un casting de modelos, se deslumbra con ellos y luego se desencanta con la misma facilidad, los usa y los tira.
- Es la heredera de una fortuna que no llega a cuantificar, la que organiza sorpresivos careos con empresarios oficialistas y colaboradores de su difunto marido para reconstruir el patrimonio que supone que él no declaró. Es la jefa que debe gobernar en soledad, la que se desvela por las noches y sufre con el país que le legó Kirchner. Y es la paciente de ánimo oscilante, que pasa de la euforia a la depresión, de escenas como la del baile descontrolado en Angola al «pum para abajo» asumido en sus discursos y a los baches inevitables en su agenda.
- La reina desnuda y sus pecas son todas esas mujeres. Investigué a la Presidenta y a su entorno en los últimos diez años, desde que ella y Kirchner desembarcaron en la Casa Rosada. En todo ese tiempo, primero como redactor y luego editor de Política de la revista Noticias, tuve la oportunidad de entrevistar a varios de los hombres señalados como sus amores, aparte, claro, de su marido. La respuesta de ellos ante la pregunta de qué los unía con Cristina fue variada: desde silencios hasta evasivas o directamente insultos, como era previsible. Sin embargo, algo los unía a ella, y en estas páginas se detallará en qué consistía.
- Y también algo, aunque de distinta índole, unía a la Presidenta con los psiquiatras que sabían de su cuadro, y con los empresarios que tras la muerte de Kirchner tuvieron que darle explicaciones sobre la relación comercial que habían tenido con su millonario marido.
- Esos secretos, esas distintas formas en que se expresa la reina desnuda, constituyen el núcleo de este libro.
- «Los amores de Cristina» se divide en tres ejes temáticos: la mujer y sus favoritos, la paciente y sus psiquiatras, y la heredera y sus socios no declarados. Es decir, la Presidenta privada, psiquiátrica y patrimonial.
- A partir de un título que se interroga sobre sus pasiones secretas, la investigación termina delineando un retrato más integral y humano, y con revelaciones que sorprenden.
- En estas páginas, el lector descubrirá secretos bien guardados hasta ahora. Por ejemplo, por qué la Presidenta defenestró a Amado Boudou luego de que él la llamara «la mami» en una charla telefónica interceptada.
- O porqué la jefa echó a una ex secretaria de su marido días antes de que ella me dijera: «Es vox populi que yo era la amante de Kirchner».
- O por qué la Presidenta confió la conducción total de la economía a un joven sin experiencia previa y a quien sus rivales rebautizaron Kicilove.
- O por qué el gobernador Jorge Capitanich toma confianzudos mates con ella y la acompañó en las giras internacionales a las que no iba Kirchner.
- O por qué un especialista en trastorno bipolar me dijo: «Lo que ella tiene no es grave. Pero entendeme, de esto no puedo hablar con nadie».
- O por qué el Departamento de Estado norteamericano preguntó por la «salud mental» de Cristina y obtuvo una detallada respuesta de sus agentes en Buenos Aires, que nunca se hizo pública.
- O por qué Kirchner les advertía a los funcionarios del Gobierno: «A Cristina hay que cuidarla como si estuviera en una caja de cristal».
- O por qué la jefa envió inspectores al Sur para realizar el inventario de los bienes de una empresa que estaba a nombre de un ex secretario.
- O por qué ella se entrevistó en secreto con los principales hombres de negocios del kirchnerismo, y escuchó esta respuesta de uno de ellos: «Eso ya lo arreglé con Néstor, señora».
- O por Máximo Kirchner se mostraba desesperado por recuperar unos cuadernos en los que su difunto padre había anotado nombres y también números con varios ceros.